Un gato callejero llamado Bob


Bob, una de sus bufandas, su libro
y algunas libras.
Mira, Douce, ahora que los dos hemos cumplido nuestras ‘tareas’ matutinas, voy a contarte una historia muy hermosa que leí ayer. Sé que te gustará y después tú se la contarás a Lúa. Resulta  que  hace cinco años un joven llamado James Bowen que ganaba la vida tocando la guitarra en la calle  se topó con un gato perdido en la escalera de su casa. El le acarició y el minino le siguió.


El joven  se fue a su trabajo en la calle. Su vida no había sido muy feliz. Sus padres se separaron y él se fue a Australia con su madre. Cambiaba frecuentemente de escuela, en ninguna se encontraba a gusto, se sentía como que nadie le entendía  y decidió volver a Londres. Allí  estuvo viviendo en la casa de su hermana, pero también le echó. Después de unas semanas en distintos sofás de los amigos, decidió  vivir en la calle tocando la guitarra. Había estado luchando contra su adicción a  las drogas, después de tres años sin hogar. Empezó un programa de recuperación cuando encontró a aquel gato al que le puso de nombre Bob.

James no pensaba retenerlo y después  de tres semanas pensó dejarle  libre como gato callejero que era. Trató que siguiera en la calle, pero Bob no se iba, y le seguía a todas las partes. Un día le siguió hasta el autobús y Bob también subió al 37. Desde aquel día supo que Bob quería compartir su soledad y se sentaba a su lado en la zona de Covent Garden donde James trataba de ganarse la vida tocando. Lo curioso fue que la presencia de Bob y sus bufandas hicieron que sus ingresos empezaran a triplicarse.

Un día el gato se lesionó y tuvo que llevarlo a la Sociedad de Animales donde se gastó 35 euros en antibióticos  para el minino. En aquellos tiempos  sus ‘ganancias’ no llegaba a 31 “Era más o menos el dinero que tenía pero yo sentía que tenía que ayudarlo, siempre he amado a los gatos’, decía Bowen.

James y Bob, su inseparable amigo
Allí seguían, en la zona de Covent  Garden hasta que un día Mary Pachnos, una agente literaria que les había visto en una revista le preguntó si no le gustaría contar su vida. Se puso a la tarea y en seis meses el libro estaba preparado. El libro se presentó al publico el 15 de marzo,  día del cumpleaños del joven James Bowen y  le puso como título: “A Street Cat Named Bob(Un gato callejero, llamado Bob).


A pesar del éxito del libro y de los derechos de autor, James está ganando ahora su primer cheque de alrededor de unos 38.000 euros, pero según explicaba seguirá tocando en la zona de Covent Garden.

- “Bob me ha llevado a otro planeta, una galaxia diferente. Nunca podría decir que soy su dueño. Somos socios”
……………

¡Guauuuuu! Me ha gustado mogollón esta historia Náufrago, tengo que contárselo a Lúa. Bueno, a lo mejor, ya lo conoce, pero por si acaso.


¿Y digo yo? Se me ha ocurrido una cosa: ¿Por qué no probamos nosotros, yo haría cucamonas a los visitantes  y tú…? ¡Vaya!, el problema vas a ser tú, porque no tocas ná. Ya pensaré qué pienso para ti. Un poco soso te veo,  porque no te vas a poner a dar clase, sentados en el suelo. Veremos.


Comentarios

Lúa ha dicho que…
¡Guau! Me ha encantado conocer a Bob, gracias Douce. Qué bonita historia sobre la amistad, amor incondicional y eterno. Si ya lo sé, me he puesto tierna pero la ocasión lo requiere.

¡Miaaauuuuuuuu!
Douce ha dicho que…
¡Miauuu!:-)

Pensé en ti cuando fui leyendo la historia de Bob y de su amigo. ¿Alguien duda que no hay mejor psicólogo que un gato, un perro, hasta un burro? Tienen un poder mágico para aquellos que les saben comprender. No necesitan 'hablar', ni aconsejar, para dar una lección de vida para aquellos que saben entender lo que llevan dentro.

James , su compañero de vida, no pudo encontrar mejor psicólogo para indicarle donde se encuentra la amistad, el amor, la compañía por 'de gratis'

Tienen y tenemos una suerte de vivir juntos, sin grandes gestos.

Miaussss y guauuuus, Lúa

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