De epitafios, salmos y 'jalouines'

“Con amor de todos tus hijos, 
menos Ricardo que no dio nada”. 
(Cementerio de Salamanca)

De pequeño, el Náufrago de esta isla nunca entendió de qué iba el asunto. Entre los Santos, las ánimas, y las visitas a los cementerios se hacía un lío. Total que de santos no oía nada, sólo la fiesta, pero lo que se le grabó era el  tañer fúnebre de  las campanas, el olor  de las roscas y el calor de los buñuelos. Lo demás era el limpiar de las tumbas, el depositar  flores y silencios ante la abuela a la que él no había conocido.

Más tarde, sin cambiar demasiado, paso a los Don Juan de  Zorrrilla  y sin saber porqué, de la noche a la mañana, nos topamos con el  Halloween, Las dichosas calabazas iluminadas, el correspondiente Doodle 2012, los consecuentes fantasmas, esqueletos, cuervos, la víspera irlandesa del All Hallows´Eve de todos sus santos y 'espabilao' "Trick or treat, de los chavales. De paso  ‘festejos’  de colegiales  y menos ‘colegiados', actuando al modo del Imperio. ¡Viva la pasta!



Total que el Náufrago ya no es ni niño, ni joven, ni maduro y no digamos de los tiempos del ‘júbilo’. Hoy lo celebró a su modo, leyendo los epitafios  del “Spoon River’ de  su autor Edgard Lee y  oyendo  la hermosa música del  Salmo 51. Un salmo que para el Náufrago se le hace terrible, impropio de un Dios:
"Ten misericordia de mí, oh Dios,
conforme a tu bondad;
conforme a tu inmensa compasión borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad,
y límpiame de mi pecado..” PS, 51


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