Totum revolutum
ERNESTO SÁENZ DE BURUAGA
Es una carta que he recibido de Julia. Cobra una pensión no contributiva de 357 euros mensuales. Con ese dinero hace el milagro de hacer frente a sus gastos domésticos, recibos de agua, luz y gas y la cuota de una antigua hipoteca de 200 euros. Le quedaban 6.000 euros para liquidar la deuda con su Caja de toda la vida. Debido a sus demoras la cuota se incrementó en un 30%. Ahora debe 12.000 euros.
Con la pensión no puede pagar esa cantidad y estaba esperando la notificación de desahucio. Me cuenta que cuando llega el 15 de cada mes tiene que decidir elegir entre comprar patatas o papel higiénico. Dice que no se declara en rebeldía y quiere pagar lo que por ley le pertenece al banco. Solo pide un poco de paciencia. Le duele escuchar en la radio que los responsables de pedir créditos son los que no contaban cómo podrían pagarlos. Pero antes ella tenía trabajo y ahorrillos que se han agotado. No hay rencor en su escrito, ni una mala palabra, ni un reproche. Es educada hasta el extremo y parece tener miedo en molestar a nadie. Me envía sus respetuosos saludos ante los que me rindo. Se llama Julia y no quiso ni firmar con su apellido.
Un beso, Julia. Gracias
El miedo a la pobreza
Lucía Méndez
«El futuro tiene muchos nombres.
Para los débiles es lo inalcanzable,
para los temerosos lo desconocido,
para los valientes es la oportunidad»
Víctor HUGO
«De todas las reivindicaciones sociales con una proyección pública, la de pobre es la que más nos marca, nada como la miseria actúa con un apremio tan inmediato y efectivo». El sociólogo alemán Georg Simmel dice esto en su obra El pobre. Nada como la amenaza de la pobreza ha hecho salir a tanta gente a la calle en los últimos meses. Es una angustia que debe canalizarse y gritarse y mostrarse en público. En el fondo, el Gobierno debería agradecer a los sindicatos tradicionales que canalicen en la calle el miedo a la pobreza. Para evitar males mayores.
El sentido común

El sentido común, los recortes necesarios e imprescindibles quizás, han provocado ya dos huelgas generales y aún no sabemos si va a haber rescate o expulsión del club de los alemanes, la Buchinguer de la UE. En los últimos viajes, al presidente le gritan: «Rajoy golpea, Ángela nos pisotea». Es que la gente, desesperada, aguarda alguna idea, alguna esperanza, algún sueño,
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