Sensaciones vs. Razones
EN LOS CARTELES HAN PUESTO NOMBRES
Ayer, Douce, preguntó al Náufrago, a modo de reto, por qué no había explicado el porqué de las imágenes que había escogido para su presentación sobre la Semana Grande de la ciudad. Cuando un perro hace esa pregunta tiene alguna razón, o mejor dicho, una sensación. Este blog es una mezcla extraña. No se sabe si quien lleva las riendas es un perro que habla, un Náufrago que conversa con una perra, o es una excusa para que perro y Náufrago hablen de sí mismos. Quizá sea una extraña mezcla de todo eso. ¿Es diálogo, es monólogo, es un sueño, una realidad, o un revoltijo que ni ellos entienden bien?
Y ya que me has puesto adrede en este aprieto, Douce, te voy a decir una parte de lo que siento. Si me paré ayer ante los músicos que tocaban el violín y el violoncello, es porque le atrajo aquella música. Me detuvieron ellos y ella repartiendo sensaciones sin ponerle precio, ‘por de gratis’. Aunque en aquella funda de violín aparecieran billetes, no sólo monedas. Si ‘perseguí a la monja vestido de blanco no fue porque llevara en la mano una bolsa de “Geox”, ni porque fuera sola, cuando sus reglas deben recomendarlas que vayan en pareja. Si te digo la verdad, no lo sé a ciencia cierta. Quizá porque cada vez son ‘pájaros’ más raros. Como ves a menudo no me dejo llevar de razones, sino por sensaciones. Algo más claro me resultaba la charla de jubilados. Los sentía más próximos y casi podría adivinar que no estaban hablando del presente, sino del pasado o comparando uno y otro.
Viene ahora lo que más perplejidades me produce. En realidad es la que más miradas me atrajo, aunque hayan salido sólo dos ‘celdas’. Se trataba como has visto de una “Feria Sangrienta”, un cartel con ‘Tauromaquia abolición’ y un grupo de personas, las manos teñidas de sangre, la boca sellada con una banda negra y una señora que se paseaba por delante del grupo, altavoz en una mano y unas cuantas hojas que iba deshojando a modo de pregón, sermón, mitin, admonición o quizá información y reclamo. Prefiero que cada cual lo sienta desde su armario interior.
Respeto a estas personas. Quizá si nos limitamos a la ‘razón pura’ no se puede objetarle nada, sino acaso, esa seguridad de TODA la razón por razonable que parezca. En ese ruedo, no va a haber lidia porque no hay voluntad de ello, ni en ruedo, ni en ágora, ni en púlpito. Desde esta isla hablamos, pura y simplemente, de lo que ocurre en una Plaza de toros, con normas, ceremonias, arte, sí, arte, lucha frente a frente – sí, ya sé que desigual – pero con el riesgo de inmolar la vida ante un compañero de combate. Y digo ‘compañero’, porque no se enfrentan con odio, ni siquiera con ánimo de hacer daño. El ‘vencedor’ es el primero en lamentar el resultado. Creo que ningún torero, por malo que sea, odie al toro y si pudiera le absolvería.
¿Explicación ‘razonable’? Ninguna, no dispongo de ella. Sinceramente no aborrezco las corridas de toro. Sí me siento mal en esas ‘fiestas populares’, donde ‘juegan’, se burlan del animal. Les agarran, les lancean, les ponen fuego en los cuernos, dejan que caigan al agua, mientras lo celebran. ¿Que es algo parecido, no en mi sensación? Pero estoy tratando de razonar habiendo dicho que se trata de una pura sensación personal. Quizá precisamente por haber convivido con ellos, porque de pequeño mi padre me llevaba a la plaza y no lo veía como un crimen sino un no sé qué, que desmenuzar no puedo. Tampoco soy un ‘aficionado’ de los que van a los toros. Quizá haga más de treinta años que no asisto a una corrida y hay cosas de aficionados que no lo son, que no me gustan.
Sin embargo esta mañana a la hora de ducharme, procuré enseñarle el camino de la huída a una araña que había entrado en el cuarto, o me enternece un gorrión que agita sus alas de rama en rama, o siento cuando una perra me mira con una luz de pena. ¿Contradicciones? TODAS. Pero no me pregunten por qué siento así. ¿Alguien puede razonar de verdad los sentimientos? Lo he ‘pensado’, muchas veces, puedo escuchar lo que me digan, a ser posible sin el sello de los dogmas. Esto último lo detesto y me hace más incrédulo.
Comentarios
Fue todo muy rápido, apenas entendía qué pasaba cuando un señor que paseaba con su perro se detuvo, cogió al pato que apenas cabía en su mano e intentó quitarle el anzuelo que había mordido por error. Alguien debió olvidarlo después de usarlo tras haber pasado un día tranquilo de pesca.
La rápida actuación de este señor salvó la vida del patito.
Es de agradecer la sensibilidad del Náufrago, de este señor y de tantas otras personas hacia los animales.
¡Miau!
No sé si es la edad y la experiencia que nos ablanda o que la vida se nos acerca más como es, pero la sensibilidad aumenta. Al menos en este caso. Quizá convivir con animales, como tú o como Douce, nos hace más 'animales'. Sí, he dicho bien. Lo digo no en el sentido que lo dicen los 'humanos', sino como nos enseñáis vosotros y la vida.
Me alegra que ese señor con perro haya sabido hacer lo que no pudo su mamá. Puede parecer una insignificancia en relación a lo que ha ocurrido hoy en el mundo, pero ha hecho su buena ACCIÓN del día, y seguro que él y su perro han vuelto contentos a casa pensando en el patito.
Bueno Lúa, ya no sé si es el Náufrago o es Douce la que te ha hablado :-)
Nos ha gustado mucho leerlo. Gracias 'reportera'
Respecto a la monja con la bolsa de Geox...en fin...que a todos nos gusta vivir bien, hasta a las monjitas...
Gracias por compartir tantas cosas, Náufrago y Douce.