Lección de anatomía

Veintiséis años tenía Rembrandt cuando el gremio de cirujanos de Ámsterdam encargó al joven pintor el cuadro de “Lección de anatomía del doctor Nicolaes Tulp”, nombre del anatomista oficial de la ciudad. . El cadáver pertenecía a un conocido criminal Adriaan Adriaanszoon, alias Kindt de 41 años, que había sido ahorcado en el puerto ese mismo día por robo a mano armada. Los nombres de los asistentes están recogidos en la lista que uno de ellos anota en un cuaderno… En él se ve al doctor Tulp sosteniendo con unas pinzas los músculos flexores del finado para explicar su funcionamiento y muestra sus efectos en su siniestra mano. La posición de los asistentes a la lección, cada uno con una mirada diferente, forman una pirámide, cuya base es el ‘necropsiado’, mostrando así ya el dominio de la técnica y de la luz

Referencia: EL Mundo . Carta del Director


Hasta ahí, más o menos, lo que cuenta sobre el asunto Wikipedia. El resto se debe a esta magistral reproducción del dibujante Ricardo Martínez. Los personajes que en ella aparecen son identificados por Pedrojota. El Doctor Tulp (Tulipán) es el ‘anatomista’ Rajoy intentando descubrir qué guarda aún dentro de sus vísceras el cadáver que le haya llevado a su defunción política. Difícil cometido el de descubrir las múltiples causas que han llevado al finado a su defunción o ahorcamiento político. Su mirada dirigida hacia los presentes parece preguntar '¿y ahora qué hacemos con el muerto…?' Cerca del doctor el  bueno de Bono ‘toma nota’ y arriba en la pirámide dominando la operación un Rubalcaba, algo despectivo y un tanto incrédulo de las explicaciones, señala con su mano al cadáver como indicando ‘a ese le apuntillé yo”. Los dos ‘cirujanos’ que figuran a  la izquierda, Antonio Alonso y Llamazares,  aparecen como espectadores pasivos. Y en el centro, los más interesados, completan el cuadro. Una Rosa Díez muy interesada leyendo lo que el libro de texto, en un rincón de cuadro, explica sobre la necropsia, y un Josu Erkoreka y un Duran LLeida atentos a las opiniones del Dr. Tulp y tomar nota.

Pero la verdad del cuento, ¡ay Señor de los Tormentos!, es que el muerto está bastante muerto, que ‘autopsiarle’ no es fácil y buscar remedios a las causas de la defunción va a ser tarea dura, doctor Tulp y compañía

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