Vida perra

LA FORASTERA
By DOUCE

Esta es Dandy. A mí ya me conocen
Normalmente no suelo hablar de mí misma. Cuando escribo en mi calidad de 'becaria', casi siempre lo hago por alguna ‘provocación’ del Náufrago, pero no soy como él, soy mucho más discreta y con mi pan me lo como. Tampoco pensaba contar esta historia, pero ya que el Náufrago no da señales de vida comentaré, si puede ser brevemente, lo que me ha ocurrido.

Resulta que tengo una ‘prima’ que se llama Dandy, un nombre un poco cursi. Es una ‘Labrador chocolate’, muy grande si la comparo conmigo que soy menos cosa. Llegó aquí la semana pasada con sus papás, huyendo de los calores de la meseta y se han encontrado con la lluvia de la Costa. Hasta ahí, todo normal. El ‘problema’, o llamémosle el asunto, es que dada la diferencia ‘estructural’, su aspecto severo para mi gusto y sobre todo, porque ha entrado en mi reino sin pedirme permiso, mi vida normal se ha visto alterada. No es que me caiga mal, no me importa que ocupe una parte de mi parcela y hasta que utilice algún juego de los míos, yo también le cojo su hueso favorito cuando no me ve. El ‘problema’ es que su cara, su cabeza, su corpachón, sus patas me imponen mucho respeto.

La verdad es que ella es pacífica, parsimoniosa, nada agresiva…y pasa olímpicamente de mí. Me gustaría ser su amiga, pero no tenemos los mismos gustos. Yo soy más movida, más juguetona y no llegamos a congeniar. En realidad soy yo la que huyo de ella, sólo de verla andar con esa ‘solemnidad’, me intimida. Se instala en la puerta de la cocina, ocupa toda la entrada y yo no me atrevo a decirle:- “Dandy, por favor, mona. ¿Te importa que pase para ir a beber en mi cuenquito?" Pues nada, no se inmuta y yo no voy a dar un salto y superar esa montaña que es su cuerpo…

Cuando bajamos al jardín o salimos de paseo ya la cosa varía porque no tenemos que repartirnos los metros cuadrados, pero aún así yo procuro guardar las distancias. Menos mal que mi papá se ocupa más de mí para que no me sienta ‘perdida’ y yo suelo estar muy cerca de él por si las moscas, o más bien ‘por si la Dandy…”, felizmente la pobre no hace nada. Además mi papá también la atiende a ella, a ver si así yo tomo más confianza, pero ‘nanay’, el miedo es libre.

Podría contar otras anécdotas, pero no me gusta aburrir al personal. Ya les contaré si hubiera hechos relevantes. De todos modos también saco algún provecho, porque los de la casa están más pendientes de mí.

Comentarios

Preste Juan ha dicho que…
un relato realmente único e inesperado. Un regalo, en la personificación, o mejor "caninización" de la escritora. Felicidades y gracias.
Douce ha dicho que…
Desde mi 'canidad' o 'canided/z', porque la RAE no nos ha admitido aún en su seno, le agradezco mucho su comentario. ¿Quién puede decir que los perros no tenemos nuestro lenguaje? Basta mirarnos.

Caninamente, agradecida, Douce

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