El lenguaje de las flores

DOUCE ESTÁ TRISTE
By DOUCE
Cuando camines o descanses en la naturaleza,
honra ese reino permaneciendo allí plenamente.
Serénate. Mira. Escucha. Observa cómo cada planta y animal
son completamente ellos mismos.
A diferencia de los humanos, no están divididos en dos.
No viven a través de imágenes mentales de sí mismos,
y por eso no tienen que preocuparse
de proteger y potenciar esas imágenes.
Eckhart TOLLE

Mis amigas, ayer
Hoy estoy triste, muy triste. Cuando he bajado a dar mi paseo matutino me he llevado un enorme disgusto. Como cada mañana, iba a saludar a mis amigas las plantas con sus flores, con sus espigas, con sus hojas… y no estaban. Habían desaparecido. No podía mirarlas, olerlas, esconderme entre ellas… sólo había un olor verde y húmedo que a mí me olía a muerte. Ya no podía ver el espectáculo nuevo de cada día, cuando las margaritas abrían sus pétalos al amanecer y brillaba el sol, no podía admirar cómo cada día cambiaba su vida: primero un brazo verde que luego se convertía en una hermosa bola hecha de decenas de flechitas blancas que luego volaban como pequeños paracaídas… Me gustaba ver cómo luego se convertían en puntos blancos y más tarde se transformaban en bolitas verdes y poco a poco se abría en pétalos amarillos, preciosos. Venían los moscardones, las abejas y otros insectos que se metían entre los pétalos y chupaban su polen o lo que sea, Me gustaba perderme entre las espigas, entre la avena que crecía y crecía…

Los hombres de la muerte, hoy
Hoy no había nada de eso. Miré y vi a un batallón de hombres verdes con unos artefactos colgados de los hombros que acuchillaban a las espigas, otros arrastraban una máquinas con ruedas y bolsas e iban segando lo que quedaba de mis amigas las margaritas, los tréboles, los dientes de león y muchas más cuyo nombre no conozco. Hacían un ruido infernal con sus artefactos mortíferos, se calaban gafas para que no le saltaran a los ojos su escabechina, se tapaban los oídos con unos cacharos negros. Luego venían otros y cargaban los restos en una especie de vehículos fúnebres. Sentí odio hacia esos hombres verdes. Estuve a punto de lanzarme sobre ellos y liarme a mordiscos…

Las flores, las plantas que nos invitaban a la vida con su olor, con sus colores, con su vida… en muy pocas horas las habían matado esas máquinas de muerte. Estos seres que se llaman humanos y se creen los dueños del mundo, no tienen bastante con odiarse y matarse entre sí que se dedican a acabar con los restos de la vida. No me gustaría ser planta, flor, árbol, espiga. Hoy estoy muy triste e 'indignada' también. ¿Cuándo volveré a verlas? Estaban allí, trituradas en aquel carricoche mortuorio y  al verlas así, yo también me morí  un poco.



Comentarios

Misha ha dicho que…
Te endiendo perfectamente, Douce.

Cuando vivía en el campo también me gustaba correr por la hierba y olfatear las flores silvestres, a veces, hasta me escondía mientras escuchaba que me estaban llamando.

Ni te cuento la de siestas que hacía en el jardín, cualquier lugar fresquito y aromático era idóneo para estar al aire libre, incluso encima de una piedra.

Tampoco yo entiendo a estos humanos con esa estúpida manía de cortar la hierba y no saber disfrutar del paisaje, la naturaleza no hace esas estupideces.

¿Y qué me dices de esos productos tóxicos llamados desherbantes? ¿Te imaginas que también se utilizasen deshumanizantes?

Estoy segura que piensas como yo, que nosotros los animales somos más inteligentes que los humanos, que sabemos disfrutar y respetar la naturaleza sin complicarnos la existencia.

Ahora, sólo dispongo de una maceta con hierba para limpiar mi estómago de vez en cuando, pero estoy feliz igualmente porque lo importante es que me siento querida como siempre. Es lo más importante.

¡Miaus!
Douce ha dicho que…
Hola, Misha

Me gusta cómo hablas y que aparezcas por aquí. Creo que tú y yo nos entendemos muy bien y en cuestiones de Naturaleza mucho más. Servimos un poco de lazo de unión entre la Naturaleza y los que se dicen humanos. Tenemos muchas cosas que enseñarles porque con tantas ‘ocupaciones’ como tienen, se olvidan de lo principal, disfrutar de cada momento lo mejor que podamos.

Se comen demasiado eso que ellos llaman ‘coco’. Se complican la vida de tanto darle vueltas al ‘idem’. Deberían aprender un poco de nosotros, que se fijaran cómo aceptamos la vida y cómo la vivimos. Yo trato de enseñarle y algo, poco a poco, va aprendiendo, aunque le cuesta. Es cuestión de paciencia y mano izquierda y de eso sé un montón.

Siento que no puedas disfrutar tanto del campo y del jardín. Me alegro que tengas tu maceta con hierbas ‘medicinales’ sabemos muy bien lo que nos conviene sin ir a los ‘doctores’. Yo, por culpa, de estos señores verdes, me he quedado sin esas hierbas mágicas.

Seguiremos en contacto

Muchos guauuus para ti y para los tuyos

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