Las acacias

OLORES Y SABORES DE ANTAÑO Y DE HOY

Volvió a ser niño. Decenas de decenas de años atrás, volvieron a ser hoy. Detuvo el coche y con la sensación de un furtivo arrancó unas ramitas, con cuidado. Sintió el ligero roce de una espina. ¿Se había olvidado que tenían espinas? Le gustaba el color y la textura de sus hojas transparentes, Pero el niño buscaba sus flores, los 'pámpanos', en el lenguaje de él y sus amigos. Primero los olió. Sí, ése era el olor que buscaba, el mismo que no habían borrado tantos años. Era un olor a miel, un olor dulce que siempre que lo olía se congraciaba con las espinas. Cogió una de las flores, tenía la misma forma, ya se habían abiertos sus pétalos, los separó un poco y arrancó el pistilo. Entonces, con sus seis o siete años, no tenía nombre. En realidad no tenía ningún nombre sólo tenía olor y sabor, un sabor muy dulce. Quizá entonces ese era lo mejor de las acacias, los árboles que cubrían el paseo al lado de su casa. Buscó en varias 'wikipedias' para saber algo más de uno de los árboles que construyeron su infancia y se llevó una pequeña desilusión: "Acacia Falsa - Robinia pseudoacacia.- Acacia Blanca, Acacia Espinosa, Robinia". 

No le gustó eso de 'Falsa', para él era la ' Verdadera' y no tenía un nombre tan largo, menos aún eso de ' Robinia pseudoacacia'. Siempre será una Acacia, a secas. Los griegos no se equivocaron cuando la bautizaran άκακία = akantha, espina, la espina. Y los griegos saben más que los que la llaman Rominia. ¡Nos ha merengao! Si lo llega a saber, no lo pregunta. Las cosas son como eran .Se llamaban acacias y tenían 'pámpanos', era uno de 'nuestros’ árboles junto a los castaños de indias y algunos olmos. Ahí se terminaba toda nuestra botánica arbórea.

***

Ésta es un regalo

Pámpano = "Pan y quesillo". Lenguaje de niños