Carbonero VS Chile

BANDERAS AL VIENTO

Hay días en que uno tendría necesidad de expresar un amasijo de sensaciones, enojos, sorpresas, deseos, perplejidades, esperanzas, a la que se le añade la duda de escoger y la falta de tiempo. Hay un montón de ideas que revolotean en la cabeza y lo que es más importante y más serio, sensaciones que sosiegan o desasosiegan. La mayoría de las causas del desasosiego tiene que ver con toda la estulticia y el papanatismo que nos rodea.

Me gustaría gritar y muy fuerte, ¡”dejad de una puta vez ya a esa señorita!” que se apellida Carbonero, de nombre Sara, de profesión periodista, moneda de cambio para los intereses de siempre, por su relación con un futbolista. Estos son los medios de comunicación, esto es un mercado de paletos, en busca de morbo, es decir de dinero. Es muy guapa, es cierto, debe de ser buena persona, lo supongo, y si aguanta lo que le está lloviendo, es que tiene un temple, muy superior a sus veinte y pocos años. Pero no quisiera yo formar parte del rebaño y decir también con boca de borrego: “¡beeeeeee!”

Eso por una parte. Y he aquí otra perplejidad de Náufrago. La dichosa ‘bandera’ utilizada para estos desahogos. Un signo que anda por ahí secuestrado, que si se muestra en cualquier otro evento, ya tiene encima el veredicto (pongan aquí todos los adjetivos que se les ocurra a los que la agiten)…. Y de la noche a la mañana, cualquier mamoncillo, cualquier descerebrado, cualquier fanático, junto a otros que lo hacen de buena fe, ese símbolo ya no sabemos bien a qué asociarlo y cuándo toca sacarlo o esconderlo, quemarlo o usarlo en la intimidad, quitarlo para no provocar ‘problemas’, o encasquetarlo por decreto. ¿En qué quedamos?