Coloquio, soliloquio

EL LIBRO TOTAL

Al hombre se le supone un animal social. Que conste que el término animal no conlleva menosprecio. Conozco muchos animales que son encantadores. Cuando decía lo de animal social, quería significar que estamos llamados a vivir en sociedad, en comunidad, a relacionamos con otros. Lo que ocurre es que no siempre el ambiente que nos rodea es comunicativo, más bien se vuelve áspero y dan ganas de replegarse y tratamos de comunicar con todo aquello o aquellos con quien tenemos algo que compartir. Una manera de comunicar, de compartir, como indican las palabras, es dar y recibir, crecer interiormente ambos comunicadores.

Desafortunadamente no siempre esa comunicación se realiza. Para comunicar, se necesita que ambas partes tengan algo que aportar, que dar, porque si están vacíos o demasiado llenos de sí mismo, es difícil que se produzca el efecto comunicativo. Hay una palabra que las lenguas románicas hemos heredado de nuestra lengua materna, el latín; ‘conversare’, que es ‘verterse’ el uno en el otro y viceversa. ¿De cuántas verdaderas ‘conversaciones’ podemos disfrutar al día? Hablo de conversaciones, de comunicaciones, no de parloteos, charlas, o monólogos superpuestos, cuando no, a menudo, interpuestos. O sea que no escuchamos, 'soliloqueamos', o damos por terminado con un ‘para ti la perra gorda’ o más gráficamente “vete a tomar ..."

Dada esa realidad y otras, concurrentes, uno optó por el ser Náufrago. O le invitaron a serlo. Desde entonces resuenan en su isla las palabras del poeta sevillano: “Converso con el hombre que siempre va conmigo…” Y así lo hace. Hay que decir que no siempre se pone de acuerdo, porque el hombre que lleva consigo se pone un poco tonto. Pero otras veces si se ‘enseñan’ mutuamente.

Hay veces también, que conversa con gente muerta, pero viva. Con ellos se suele entender bastante bien, con unos mejor que con otros, y aprende muchas cosas. Para no andar con rodeos desvelaremos el no secreto: los Libros. Normalmente ‘conversan’ y aprende muchas cosas. Está rodeado de libros de distintos asuntos, y a veces pasa de unos a otros, sin mucho orden. Depende de su estado de ánimo que suele ser variable.

Ayer, alguien, me invitó a que visitara una página de Internet que aún no he explorado en todas las modalidades que ofrece: la simple lectura, la audición de algunos relatos, responder añadiendo las propias impresiones, hasta responder de la misma forma, escribiendo su propio libro. El título es “El libro total”. Les invito a que le echen un vistazo, por si a alguno le interesa ‘escuchar’ y ‘hablar’, en la seguridad de que siempre les escucharán con gusto y les darán lo que ellos amasaron.


Comentarios

Entradas populares