La Catedral y la luna
UNA HABITACIÓN CON VISTAS
Por fin, anoche, después de varios ruegos, llegó la ‘foto’. Ya se sabe que los correos de los hijos, a pesar de la inmediatez de los medios, se hacen un poco de rogar. ¡Están tan ocupados! Hay que reconocerlo, los padres no somos siempre los primeros atendidos. Nos damos ya por ‘supuestos’ y nada nos extraña. No es cuestión de delicadeza, hay que apuntárselo a la ‘confianza’, que no deja de ser una virtud asegurada.
Pero por fin llegó la foto de la que habían hablado. Ventajas de tener una ‘habitación con vistas’. ¿Se imaginan poder disfrutar de este observatorio desde la ventana de casa y sea el amanecer, el mediodía o la medianoche, poder asomarse y encontrarse esta arquitectura solemne ofreciéndonos su arte y una historia de cuatro siglos y un trabajo paciente de más de dos siglos?
Es poderse asomar por la noche y pasar así las horas muertas, llenándose de la vida de un monumento cuya gestación duró 220 años. Es poder ver el sol iluminar esa mole artística, moldeada en la piedra de oro de las canteras de Villamayor. La que tembló el 1 de Noviembre de 1755 con el terremoto de Lisboa, cuyas cicatrices aún pueden verse.
Cuando las piedras hablan.
Por fin, anoche, después de varios ruegos, llegó la ‘foto’. Ya se sabe que los correos de los hijos, a pesar de la inmediatez de los medios, se hacen un poco de rogar. ¡Están tan ocupados! Hay que reconocerlo, los padres no somos siempre los primeros atendidos. Nos damos ya por ‘supuestos’ y nada nos extraña. No es cuestión de delicadeza, hay que apuntárselo a la ‘confianza’, que no deja de ser una virtud asegurada.
Pero por fin llegó la foto de la que habían hablado. Ventajas de tener una ‘habitación con vistas’. ¿Se imaginan poder disfrutar de este observatorio desde la ventana de casa y sea el amanecer, el mediodía o la medianoche, poder asomarse y encontrarse esta arquitectura solemne ofreciéndonos su arte y una historia de cuatro siglos y un trabajo paciente de más de dos siglos?
Es poderse asomar por la noche y pasar así las horas muertas, llenándose de la vida de un monumento cuya gestación duró 220 años. Es poder ver el sol iluminar esa mole artística, moldeada en la piedra de oro de las canteras de Villamayor. La que tembló el 1 de Noviembre de 1755 con el terremoto de Lisboa, cuyas cicatrices aún pueden verse.
Cuando las piedras hablan.
Comentarios
Felices sueños desde Madrid.
Sigue disfrutando de tu periplo y donde quiera que pases estas Fiestas, las celebres en paz,amor y buena compañía.