¿Libres?

El capitalismo moderno necesita hombres que cooperen mansamente y en gran número; que quieran consumir cada vez más; cuyos gustos estén estandarizados y puedan modificarse y anticiparse fácilmente. Necesita hombres que se sienten tan libres e independientes, no sometidos a ninguna autoridad, principio o conciencia moral -dispuestos, empero, a que los manejen, a hacer lo que se espera de ellos, a encajar sin dificultades en la maquinaria social-; a los que se pueda guiar sin recurrir a la fuerza, conducir, sin líderes, impulsar sin finalidad alguna -excepto la de cumplir, apresurarse, funcionar, seguir adelante-.

¿Cual es el resultado? El hombre moderno está enajenado de sí mismo, de sus semejantes y de la naturaleza. Se ha transformado en un artículo, experimenta sus fuerzas vitales como una inversión que debe producirle el máximo de beneficios posible en las condiciones imperantes en el mercado…

Como ya habrán advertido, este texto no es del Náufrago. Le falta la sabiduría, la madurez emocional, los estudios, el trabajo y la inteligencia de su autor. Él Náufrago no se llama Eric, ni se apellida Fromm, ni nació en Frankfurt. Tampoco escribió “The art of loving”. Este texto no es de ayer, tiene ya cincuenta y tres años. ¡Quién lo diría!

- ¿Reconocen a esos ‘hombres que obedecen mansamente’? Abran las páginas de cualquier periódico de hoy. Miren alrededor, y vean con qué mansedumbre - llámenle resignación si quieren- nos 'tragamos' lo que nos echen

- ¿Conocen esos ‘gustos estandarizados que puedan modificarse y anticiparse fácilmente'? Asistan a la ceremonia de estos días en los Templos de consumo y verán cuán diversos son los ‘productos’ que se exponen y que la gente compra.

- ¿Creen de verdad que no tienen la sensación de sentirse ‘libres e independientes’ cuando compran, aspiran, se lamentan, exponen con ‘fe’ ‘sus’ opiniones?

- ¿Es mentira que son ‘manejados’, por el dinero, por el poder, por los que dominan los ‘medios’, por los que les cuentan sus ‘verdades mentirosas’ desde el gobierno, desde la oposición, desde las religiones, y desde otras intolerancias?

¿Estamos ‘enajenados’ o somos ‘nosotros mismos’?

No respondan ahora, ni después de la publicidad. Díganselo a sí mismos.