Tengo una duda para usted
INFLACIÓN, DESINFLACIÓN, DEFLACIÓN, RECESIÓN…
La del alba sería…, bueno, algo más tarde, cuando el Náufrago abrió las páginas del periódico, y vio el siguiente título: “Bajo inflación, bajo deflación”. Lo firmaba Martín Prieto y recordaba el período vivido en Argentina, en tiempos de Alfonsín. La hiperinflación permitía el uso de billetes de un millón de pesos con fines higiénicos porque valían menos que el papel higiénico que vendían en los ‘boliches’.
Como el Náufrago no entiende ni papa de economía, anda el pobre más desorientado que un un chino en una plaza de toros. No sabe si el período, o túnel, que atravesamos, es ‘crítico’, a secas, o desinflacionado, deflacionado o recesionado, porque con tanta verborrea, no hay dios que se aclare.
Perplejo y desinflado, acudió a un gurú económico que tenía montado su bufete debajo de un sicomoro, dispuesto a aclarar dudas o dar consejos a cualquier ciudadano, que como el Náufrago, estuviere en plena crisis económico-existencial.
- “Tengo una deuda, perdón, una duda para usted”, le espetó el de la isla
- “Pregunta hijo”, respondió el venerable gurú mientras se atusaba la barba y ajustaba sus lentes.
- "Mi duda, maestro, es la siguiente: este período crítico que atravesamos ¿Es simplemente crítico, desinflacionado, deflacionado, recesionado…?"
El gurú no le dejó terminar la frase, quiso esbozar una sonrisa, pero adoptó un modo más serio, y en un tono entre sereno y burlón le contestó.
- "Querido contribuyente, por llamarle de algún modo, ya que desconozco su nombre. En realidad todos esos términos no son más que palabrería para tener intrigado y entretenido al personal. Empleando un adjetivo más comprensible yo diría simplemente que estamos ‘muy jodidos’.
Respiró el Náufrago, porque por lo menos ahora lo veía más claro. Le dio las gracias y dejó que el gurú retornara a sus graves pensamientos.
La del alba sería…, bueno, algo más tarde, cuando el Náufrago abrió las páginas del periódico, y vio el siguiente título: “Bajo inflación, bajo deflación”. Lo firmaba Martín Prieto y recordaba el período vivido en Argentina, en tiempos de Alfonsín. La hiperinflación permitía el uso de billetes de un millón de pesos con fines higiénicos porque valían menos que el papel higiénico que vendían en los ‘boliches’.Como el Náufrago no entiende ni papa de economía, anda el pobre más desorientado que un un chino en una plaza de toros. No sabe si el período, o túnel, que atravesamos, es ‘crítico’, a secas, o desinflacionado, deflacionado o recesionado, porque con tanta verborrea, no hay dios que se aclare.
Perplejo y desinflado, acudió a un gurú económico que tenía montado su bufete debajo de un sicomoro, dispuesto a aclarar dudas o dar consejos a cualquier ciudadano, que como el Náufrago, estuviere en plena crisis económico-existencial.
- “Tengo una deuda, perdón, una duda para usted”, le espetó el de la isla
- “Pregunta hijo”, respondió el venerable gurú mientras se atusaba la barba y ajustaba sus lentes.
- "Mi duda, maestro, es la siguiente: este período crítico que atravesamos ¿Es simplemente crítico, desinflacionado, deflacionado, recesionado…?"
El gurú no le dejó terminar la frase, quiso esbozar una sonrisa, pero adoptó un modo más serio, y en un tono entre sereno y burlón le contestó.
- "Querido contribuyente, por llamarle de algún modo, ya que desconozco su nombre. En realidad todos esos términos no son más que palabrería para tener intrigado y entretenido al personal. Empleando un adjetivo más comprensible yo diría simplemente que estamos ‘muy jodidos’.
Respiró el Náufrago, porque por lo menos ahora lo veía más claro. Le dio las gracias y dejó que el gurú retornara a sus graves pensamientos.
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