El mazazo de la desesperación

"¡ME HAN REVENTADO LA CASA!"

Emilio había acudido a la concentración en contra del atentado cometido por ETA en la Casa del Pueblo de Lazkao. Su casa se había visto dañada en esta nueva ‘hazaña’ terrorista. Había asistido a la manifestación, lejos de las cámaras, bajo los soportales. Allí vio las sonrisas sarcásticas de los ‘amigos’ de los terroristas. El vaso de su paciencia y de su aguante, se desbordó. Se dirigió a su casa y cogió la misma maza que le había servido para ayudar a su padre en el arreglo de su casa que compartiría con su novia. Luego se dirigió a la Ansoategi Herrikoa y se lió a mazazos contra la puerta de cristal de la herriko taberna. Entró a través de los cristales rotos de la puerta y destrozó una vitrina, el televisor, un servidor de cerveza y rasgó algunos de los carteles de la plataforma D3M.

A los pocos minutos llegaron tres ertzainas. El joven salió por su propio pie, sin oponer ninguna resistencia y mostrando su documentación. Aún seguía nervioso y lanzó su ‘ojo por ojo’: “Me han reventado la casa, ¡hijos de puta! Nunca había hecho yo nada así. Me han destrozado la casa”. Poco a poco a los dos primeros se les juntaros tres o cuatro más ertzainas. El muchacho sólo pensaba en las consecuencias que podría tener su acción para los padres, mientras los curiosos comentaban lo que le esperaba. Subió al coche policía mientras la gente se dividía en diferentes opiniones, como es de rigor en estos casos, en determinados lugares.

Tras los hechos, ya ha aparecido el pueblo empapelado con los mensajes ‘corteses’ de los de siempre: “Erasotzaile Faxista”, “Agresor fascista”. Así se escribe la historia, cuando uno la observa desde su loca perspectiva. También los políticos han hecho los comentarios ‘convenientes’ de acuerdo a lo políticamente correcto: “Lo comprendemos, pero no lo aprobamos” y el Lendakari con el lenguaje de siempre:”Los ciudadanos no se pueden tomar la Justicia por su mano en un Estado de Derecho hay que confiar en la Policía, en la Justicia y también en la responsabilidad de los líderes políticos para arreglar las cosas a través del diálogo". Bellas palabras que muy pocos se creen. La violencia está siempre del mismo lado. No cometen sus atentados a plena luz del día, con la cara descubierta, sin bombas en la manos, sin más armas que la maza de la desesperación y del ‘no aguanto más’.

Suerte, Emilio. Condenado estás al ‘exilio’, difícil tienes el poder retornar a tu casa, pasearte por tu pueblo tranquilamente de la mano de tu novia. Desde la isla, no te condenamos ni a ocho años, ni a ningún día. Es muy fácil comprenderte. ¡Enhorabuena por tu coraje!


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