Loores y glorias

A LA SELECCIÓN DE FÚTBOL ESPAÑOLA

Quizá algunos piensen que el Náufrago esté atravesando alguna 'noche oscura del alma', por el tono de sus últimas entradas. Pues están en lo cierto. De repente se ha vuelto 'patriota' o 'patriotero' porque le cuesta ponerse etiquetas de ningún signo. Él es, el que es, aunque Dios se anticipara en el invento. Más que España, entelequia que no sé si existe, le duele lo mustios y perdidos que están muchos españoles. No son tiempos de tocar las castañuelas ni de tirar cohetes. Por eso, cuando veo que son muchos los que vibran y se olvidan de sus problemas, al oír al cronista de turno gritar ¡¡ GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLL!!!, no puede por menos , aunque no sea forofo del fútbol, de disfrutar con sus gozos.

Por eso, aunque no tenga artes poéticas y recordando la Oda a Platko, de Alberti, se ha puesto a escribir en líneas cortas, y lamenta, como el de Lepanto , no poseer 'el don que le negó el cielo'.

Si yo fuera poeta,
que no soy,
si yo tuviera el estro
de Alberti, de Neruda o de Lorca
también trenzaría una oda
que cantase las gestas
de esta Selección
roja y azul que sobre el verde césped
sus filigranas borda.

Si yo fuera un Alberti, escribiría
heroicas hazañas, como la que a Plako,
el oso rubio húngaro,
antaño dedicara.
Nadie olvidará, nadie,
a los Xavi, los Piqué, los Villa,
la dorada cabellera de Torres
la agilidad de pantera de Casillas
la maestría del director de orquesta.

Gracias, bravos gladiadores, o gacelas
leones, panteras, navegantes
por un Guadalquivir de sevillanas
trazando verticales sobre el césped.
Loor, atambores y gloria
suenen en la ciudad del Betis,
Mil gracias por iluminar la noche
de esta España que tirita
de fríos y parados
Sois nuestro savia, nuestro consuelo,
nuestro olvido de chanchullos y follones

Gracias os deben los que vieron
vuestros dribblings que
hasta a los altivos hijos
de la Gran Bretaña, maravillaran.
El Náufrago no vio todo el partido,
ni el fútbol le arroba,
pero celebra igual vuestra victoria
porque España sonrió al menos una noche
brilló azul y roja la llama,
en una noche oscura de su alma.