Un escrito barroco, de ‘rabiosa’ actualidad.

  • Al lector, como Dios me lo deparare, cándido o purpúreo,
    pío o cruel, benigno o sin sarna.

No se asusten ni dejen esta entrada al leer este introito. Tiempo tendrán de darle carpetazo y a otra cosa. El Náufrago no posee tanto desparpajo, ni tanta bilis. El texto corresponde al madrileño Don Francisco de Quevedo y Villegas en la Introducción “Al lector”, de su libro “El mundo por dentro”.

Si lo ha elegido es porque comparte, en parte (obsérvese el ‘concepto’) el escepticismo del mordaz escritor de Torre de Juan Abad. Piensa el Náufrago, que como buen ‘clásico’, el lenguaje de Don Francisco ha sobrevivido al paso de los tiempos o del Tiempo. El Náufrago lo sitúa perfectamente en esta etapa de declive patrio lanzando puyas a diestro y siniestro si ejerciera de comentarista en cualquier tertulia o en cualquier periódico. Y no sería ‘suave’ en su crítica porque comprendería con qué facilidad va este país de la ‘euforia’ triunfal, a la decepción más oscura y desoladora. Así de pesimista sonaba (¿sonaría?) su voz: “Miré los muros de la patria mía, /si un tiempo fuertes ya desmoronados…

Procedan a leer, si les place. Y si no les pluguiere, dedíquense a otros asuntos más amables:

"Es cosa averiguada, así lo siente Metrodoro Chío y otros muchos, que no se sabe nada, y que todos son ignorantes, y aun esto no se sabe de cierto, que a saberse ya se supiera algo; sospéchase. Dícelo así el doctísimo Francisco Sánchez, médico y filósofo, en su libro cuyo título es "Nihil Scitur", no se sabe nada. En el mundo hay algunos que no saben nada y estudian para saber, y estos tienen buenos deseos y vano ejercicio, porque al cabo solo les sirve el estudio de conocer cómo toda la verdad la quedan ignorando.

Otros hay que no saben nada y no estudian porque piensan que lo saben todo; son destos muchos irremediables; a estos se les ha de invidiar el ocio y la satisfactión y llorarles el seso.

Otros hay que no saben nada y dicen que no saben nada porque piensan que saben algo de verdad, pues lo es que no saben nada, y a estos se les había de castigar la hipocresía con creerles la confesión.

Otros hay, y en estos, que son los peores, entro yo, que no saben nada, ni quieren saber nada, ni creen que se sepa nada y dicen de todos que no saben nada y todos dicen dellos lo mismo y nadie miente. Y como gente que en cosas de letras y sciencias no tiene que perder tampoco, se atreven a imprimir y sacar a luz todo cuanto sueñan. Estos dan qué hacer a las emprentas, sustentan a los libreros, gastan a los curiosos, y al cabo sirven a las especierías. Yo pues, como uno destos, y no de los peores ignorantes, no contento con haber soñado el Juicio ni haber endemoniado un alguacil, y últimamente escrito El infierno, agora salgo sin ton y sin son (pero no importa, que esto no es bailar) con "El mundo por de dentro". Si te agradare y pareciere bien agradécelo a lo poco que sabes, pues de tan mala cosa te contentas; y si te pareciere malo, culpa mi ignorancia en escribirlo y la tuya en esperar otra cosa de mí. Dios te libre, lector, de prólogos largos y de malos epítetos.

( Francisco de Quevedo.- El Mundo por dentro)

Comentarios

Campurriana ha dicho que…
Náufrago, hay pensamientos que no caducan. Seguimos siendo los mismos con diferentes vestimentas, o incluso con las mismas por aquéllo de que la moda regresa siempre...

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