El “Dos caballos” (2CV) cumple 60 años.

PAQUITO Y SU CITROËN

Hoy el Náufrago se ha enterado de que en esta semana el 2CV (“Dos caballos”), cumple sus 60 años. Pero el Náufrago no quiere extenderse en todo lo que va ligado a esa simpática “Cabra” bamboleante. Para él, el ‘Dos caballos” va ligado al recuerdo de un viejo amigo que conoció en la facultad, allá, a finales de los sesenta.

Se llamaba Francisco, Paquito para los que lo queríamos y era todo el curso. Paquito tenía una cara redonda, usaba gafas, tras las cuales se escondían dos ojos todo vida y una sonrisa permanente. Caminaba apoyándose en dos muletas, porque una poliomielitis infantil había reducido sus piernas a dos extremidades pequeñas que se balanceaban como las de un monigote de trapo.

Pero a Paquito no parecía importarle todo aquello. Era el más alegre, el más chistoso, el de mejor humor de todo el curso y además el que más ligaba entre el género femenino que casi triplicaba a los catorce varones, incluido un fraile agustino que también estudiaba eso que llamábamos “Modernas” (las materias, se entiende). Donde estaba Paquito siempre había un corro de chicas celebrando sus ocurrencias.

Los veranos, mientras los demás varones cumplíamos con el ejército en eso de las ‘milicias’, Paquito trabajaba como recepcionista en un hotel de l’Ametlla de Mar. Con sus ahorros, aquel verano del 68 se había comprado un ‘Dos caballos’, especialmente adaptado a su minusvalía.

En un fin de semana con ‘puente’ el Náufrago se acercó a visitarlo. Para celebrar el encuentro Paquito le invitó a estrenar su “2CV”. Se le veía feliz con su coche. Cuando en octubre volviera a la facultad el coche quedaría pequeño para tanta admiradora. En aquellos tiempos eran poquísimos los estudiantes que fueran a la universidad ni siquiera en seiscientos. Pero a lo que íbamos. El estreno del coche en aquellas calles de l’Ametlla de mar, que deberían ser ‘estrechas’, y querer mostrar sus dotes de conductor y hábil manejador de todos aquellos mandos con sus manos, al dar la marcha atrás, no vio un pequeño mojón que sobresalía de una esquina y rozó un poco la parte trasera de su coche. Nada alteró su buen humor. El paseo se realizó como si nada hubiera pasado.

Hace cuatro años le llamé a su casa. Un amigo común me había dicho que Paco no se encontraba bien. Después de terminar los estudios, él regresó a su querida Zaragoza y sólo nos comunicábamos por teléfono. Nada en su voz denotaba tristeza y hablamos de los viejos tiempos. Pocos días después, me enteré que había emprendido su último viaje sin su ‘Dos caballos”.

- Paco, cada vez que por casualidad veo uno de esos simpáticos cacharros no puedo por menos de pensar en ti. Recuerdo también la facilidad que tenías para los idiomas, hablabas en francés, en inglés o en catalán como si fueran tus lenguas maternas, no en vano la République Française te había otorgado la “Légion d’Honneur”. Pero para mí eres sobre todo una de las personas que más he querido y admirado, por tu simpatía, tu bonhomía, tu sencillez y tu coraje.

Espérame y daremos una vuelta en el primer “Dos caballos” que encontremos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Bonito recuerdo.
Confío en que tu buen amigo te espere muchísimos años para ese paseo.
El "paraguas sobre las cuatro ruedas" fue mi primer coche. Por supuesto, de octava mano por lo menos, con la capota a punto de rajarse, la pintura muy deteriorada y los cierres de las puertas en tan mal estado que, al tratar yo de cerrar la del acompañante que se había abierto, lo estrellé contra un viejo olivo que "se me cruzó" en el camino, el muy suicida.
La reparación superaba en tres o cuatro veces la cifra que me había gastado en su compra y tuve que mandarlo al desguace al mes y medio de iniciada nuestra relación, con gran pesar por mi mala suerte y su triste destino.
Anónimo ha dicho que…
Como bien dice M.Luz, que sean muchos, muchísimos, los años que tengan que mediar para ese paseo.

Por cierto, qué bonita la música del vídeo, ese concierto para oboe de Cimarosa. Propio para una noche de otoño.

Buenas noches, y un saludo (el segundo del día :) )
Sylvia Otero ha dicho que…
El Citroën 2CV fue también el coche del papá de Mafalda. No sé si recordás la tira de Quino, el dibujante argentino.

Yo también tuve un Citroën 2CV. El primer coche 0 KM que compré. No era exactamente este. Era un Ami 8 Club, pero un Citroën 2 CV al fin. Lo tuve durante 10 años.

Los Paquitos en general son siempre como el tuyo, están más alla del bien y del mal.

Have a nice SATURN day!
Anónimo ha dicho que…
No cabe duda que en torno al "2CV" hay una serie de encuentros entrañables. Hay coches, no se sabe si por su 'sencillez', por su personal diseño o por no sé qué, se hacen simpáticos, aunque siempre puede haber un olivo 'intruso' que jo...robe el invento :-)

En cuanto lo del 'paseo', desde luego no es urgente. Basta con que sea sereno.

He visto también el Citroén del papá de Mafalda, y le he hecho un 'sitio:
http://i303.photobucket.com/albums/nn136/missdouce/papamafalda.jpg

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