Resaca dominical

LA SIESTA

siesta


Julio, domingo. Marcan las cinco todos los relojes de la tarde.

Un liviano sol ilumina los jardines y una apenas perceptible brisa llega desde el mar próximo. La noche ha sido larga de ruidos, humos espesos, licores y vocerío.

Sigue siendo confusa la línea que delimita el día de la noche. Pero ahora sí, por fin, parece haber llegado la hora del descanso. ¡Por fin, un banco! Sus tablas dibujan el más adecuado de los colchones. NOFLEX. El jersey sirve de provisional almohada y cubre la cara de miradas indiscretas.

Y el sueño llega, confuso, denso, como una larga, oscura, retorcida pesadilla, portador de lo más profundo de la noche.

- Indiscreto paseante, guarda tu cámara, sigue tu camino y no turbes mi descanso, te lo ruego.

Comentarios

Campu ha dicho que…
Náufrago, el pasado domingo salimos temprano y cuando el autobus paró frente a una marquesina vi a un chico tumbado que parecía caído del cielo para una fotografía...

En el último momento no me atreví a hacerla (y eso que ya tenía la cámara entre las manos), pero te aseguro que era una imagen perfecta para ser recordada...

Duros días de domingo...
:)
Sylvia Otero ha dicho que…
Bonjour,

Tienen suerte los siesteros estivales.

Los que se ven por aquí pernoctan al aire libre soportando el crudo invierno.

No sé cómo lo soportan, tal vez sueñan con el verano.

No da para fotografiarlos porque realmente no son imágenes que merezca la pena recordar.

Disfruten el verano y olviden mi comentario!!!

Entradas populares