La duda y el Alpe d’Huez

DESCREÍDOS

¿Hacerse mayor es ver el mundo con ojos diferentes? ¿O son los mismos ojos, que miran desde otras alturas? ¡Vaya usted a saber! A medida que vamos creciendo, si es que crecemos y no menguamos, se nos van antojando ‘niñerías’ viejos juegos, antañones amores, antiguas pasiones, desilusionadas ilusiones, y vas reduciendo el sabor de la vida a sabores más cercanos, leves, tranquilos. Nos vamos dando cuenta de que para estar ‘pasablemente’ bien, se necesitan menos cosas. Decir que es más feliz, quien menos necesita, podría ser cierto, si los ‘náufragos’ no tuvieran cierta reticencia a abusar de la palabra ‘feliz’. Si por ‘felicidad’ tomamos subir a no sé qué cielo, teniendo la tierra tan a mano.

A veces el Náufrago se reprocha - se reprocha tantas cosas - que poco a poco se vaya alejando de los ruidos, de las fiestas, del barullo y demás alegrías de la huerta. No ve el fútbol, hasta que no llega la tanda de penaltis. Ve la Celebración de los festejos, esperando ya al día siguiente, cuando se callan los cantos, se arrumben las banderas y vayan diluyendo las euforias, a la espera de las próximas.

¿Y a qué vienen estas náufragas reflexiones que a nadie interesan? Cuestión de arreglar cuentas con la vida sin buscarle las cosquillas. Pensaba esta tarde el Náufrago en aquellas épocas en que pasaba horas frente al televisor viendo a los Bahamontes, a los Ocaña, a los Delgado, a los Induráin o los Olano, cuando todavía creíamos que subían los Alpes y los Pirineos a fuerza de pedalear , botellas de agua y bocadillos de jamón. Aún creíamos en la fuerza, el coraje, el sufrimiento y el sabor de la gloria. La realidad ¿o son los años? nos ha hecho descreídos, escépticos. Hemos perdido la fe, como otras tantas cosas en las que creíamos. Ya no creemos ni siquiera en lo que vemos o nos cuentan los que lo ven.

Lo siento por Carlos Sastre ¿se llama así? Dicen que mañana sonarán de nuevo las fanfarrias en los Campos Elíseos, habrás besos de las guapas y copas o leones rubios, y maillots amarillos y el Náufrago no lo verá, ni sentirá nada. Ya no vibra por ese tipo de emociones. ¿Es la edad? ¿Es la duda? ¿Por qué se ha vuelto tan escéptico él, que fue ingenuo y niño, y creyente…? “¿Quién mató a la estrella de la radio?"

Comentarios

Campurriana ha dicho que…
Entiendo lo que dices totalmente, Náufrago. Creo que todos los mayores de 16-18 lo entienden.

No hay duda de que la vida te va enseñando. Te va regalando pautas para que sepas dónde está la realidad más dulce y la realidad más amarga. Y luego cada uno que decida, siempre sabiendo lo que se esconde detrás de lo que vemos, que es muchísimo más de lo que vemos...

En esta época de "mi" verdad y "tu" verdad, ¿qué se puede esperar?...

No olvidemos algo. Quien consigue una victoria sabe por qué la consigue y así lo siente. ¿Se podría llamar a esto "justicia"?. Puede ser.

Felices sueños y/o felices cenas.
:)

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