Por un Sáhara libre I

El mensaje decía:
Concentración Paz, Justicia y Libertad para el Pueblo Saharaui.
Sábado 12 de julio a las 12:00, en la plaza de Correos de Santander, frente a la Delegación del Gobierno
.
Todos por la independencia del Sahara”
.
Allí acudió el Náufrago, puntual como suele llegar a sus citas. En la plaza, pancartas sostenidas por niños saharauis que pasan los meses de verano acogidos por familias cántabras, banderas, mesa de firmas, un pequeño stand con pegatinas y libros sobre el Sáhara. En los altavoces sonaba música saharaui mientras algunas niñas de no más de ocho o nueve años bailaban, concentradas, al compás de los sones... Los paseantes volvían la cabeza entre curiosos y extrañados hacia aquel grupo de escasos manifestantes, algunos vestidos a la usanza del desierto.

Entre los manifestantes, como debe ocurrir en concentraciones como éstas, no dejaba de haber los ‘espabilados o espabiladas’ de turno. Gente que se paseaba con una especie de tablilla y bolígrafo en mano pidiendo firmas y adhesiones. Al Náufrago se le acercó una jovencita que con gestos solicitaba sus datos y su firma. El interpelado empezó a rellenar el formulario creyendo que se trataba de la causa relacionada con el motivo de la Concentración. Antes de llegar a la última columna se dio cuenta del engaño. Había una casilla reservada a los “Euros”. Entonces sospechó y se dio cuenta de que el año pasado, una chica de idénticas características le había tratado de engañar de la misma manera. Se trata de grupos, generalmente rumanos, que tratan de este modo de hacerse con unos euros para falsas ‘causas’ de discapacitados.

De la misma manera y presumiendo la ‘buena disposición’ de los asistentes, pululaban por allí miembros de algún grupo ecologista que solicitaba también firmas para cuestiones que nada tenían que ver con el evento. Es algo que hace un especial daño en la buena disposición del Náufrago: forzar la ‘supuesta’ buena voluntad de la gente abusando de ella.

El Náufrago no suele acudir a manifestaciones salvo que crea que asiste a algo a lo que se siente completamente libre de acudir. Suele ser, como en el caso del que hablamos, para apoyar ‘causas perdidas’, aquellas que no están manipuladas claramente por partidos políticos de uno u otro signo. Pero qué difícil es en los tiempos que vivimos que detrás de la mayor parte de las manifestaciones no haya ‘intereses’ distintos de los que declaran las pancartas. No es este el caso. La concentración transcurrió según lo previsto: ambiente familiar y festivo, encuentro de amigos que trabajan contra viento y marea por esta justa causa: su país para un pueblo de personas que llevan más de tres décadas expulsadas por la agresión del más fuerte, ante el silencio, la indiferencia, elusión de responsabilidades, chapuzas y mangoneos de los responsables de esta injusticia.

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