Regreso a las fuentes

UNA BODA DRUIDA

Por pura deformación profesional, léase vida anterior, el Náufrago recibe diariamente en su buzón las noticias de la televisión francesa TV5. Ayer, al echar un vistazo al sumario le llamó la atención el último titular: “Les ‘Paronamix’ ont célébré un mariage druidique”. De todos los elementos que componían la noticia, no sabe cuál de ellos logró retener su atención o quizá fuera el conjunto lo que hizo que se detuviera en el texto.

El nombre ‘Paronamix’ le recordaba las aventuras de Axtérix, Obelix, el druida Paronamix, el bardo Asunracetorix y Abraracurcix, el jefe de la tribu. Le venía el recuerdo de aquel texto: “Estamos en el año 50 A.de C. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea, poblada por los irreductibles galos resiste todavía…” O quizá fuera el nombre de Bretaña donde el Náufrago pasó varios meses y que ha visitado varias veces lo que hizo que sintiera cierta nostalgia al ver los nombres de Nevez, Concarneau y otros lugares de antiguas correrías. También pudo ser la sorpresa de ver que los antiguos ritos druídicos estuvieran vigentes en pleno siglo XXI. Así que leyó detenidamente la noticia y de paso quedó envuelto en la magia y el misterio del mundo celta.

La noticia venía a decir: “Algunos druidas, entre ellos el gran druida de Bretaña Per-Vari Kerloc'h, se han reunido en el bosque de Nevez, cerca de Concarneau, para celebrar según el rito druídico el matrimonio de Morgane y François”.

François es ingeniero informático, Morgane es responsable de un servicio de post venta en una sociedad parisina. Ambos residen en París y han querido confirmar su matrimonio según el rito ancestral céltico al borde de una fuente, “generadora de vida”, para solicitar a las fuerzas de la naturaleza – tierra, agua, aire, fuego – que proteja su matrimonio.

La ceremonia duró cerca de una hora. El gran druida, junto a una docena de bardos (poetas), ovatos (científicos) y druidas (sacerdotes y maestros), solicitó de los contrayentes su consentimiento a “el amor será vuestra ley”. Llama la atención que en estos tiempos de descreimiento y grandes fastos, haya aún gente que regrese a las fuentes de la naturaleza y la sencillez.

- “Rechazamos la mascarada, dice el gran druida. La gente que quiere casarse por el rito druida, después de haberse casado por la iglesia, es algo que no admitimos. No nos consideramos detentores de la verdad, no queremos aparecer como gurús, insiste. El druísmo no pretende reemplazar a las religiones, sino a existir entre ellas”.

Bienvenido este regreso a lo natural, cuando parece que estamos pensando en otros planetas o nos perdemos en una atmósfera vacua de fastos y consumo.

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