Son aquellas pequeñas cosas

EL MÓVIL

Al parecer, la vida no requiere de grandes gestas, para recibir ese nombre.Las más sencillas son quizá las que tenemos más a mano y las que nos procuran una sensación a la medida de los humanos.

Imaginen, por ejemplo, que es domingo y que alguien -  pueden poner a quien quieran- al subir al coche terminado el paseo, encuentra un móvil en el suelo. Lo coge, lo examina, aprieta un botón cualquiera y aparece la foto sonriente de una niña de dos a tres años. Mira a su alrededor y no ve a nadie que busque el teléfono perdido. Duda, no sabe qué hacer y regresa a casa con él en espera de que haciendo una llamada, alguien pueda dar noticia de su dueño o dueña.

Llega, lo comenta con los de la casa, y el más hábil en el uso de ese modelo hace dos llamadas al azar. En la primera nadie responde. La segunda reconoce el número y da un nombre que quizá pueda dar una respuesta. Pasa el tiempo, media hora quizá, alguien llama. Resulta ser la mujer del dueño. Están en esa ciudad de turista, tenían pensado ir a un pueblo cercano a comer. Se le da un nombre y una dirección. No conocen bien la ciudad y no aciertan a encontrarse en un punto y deciden acercarse a la dirección indicada.

Pasa media hora y suena ‘su’ móvil. “Ya estamos, aquí”. Baja el ‘localizador’ del móvil y de pronto ve a una mujer joven que se dirige hacia él. Es fácil reconocer a quien no conoces cuando sonríe al ver que el que avanza hacia ella  muestra un móvil. Se hace la entrega y de su espalda saca una caja de bombones y una rosa. El sorprendido intenta decirle que es una sorpresa, que no era necesario… Al final lo acepta. Un beso de despedida de dos personas que no se conocían.

Y el mejor ‘regalo’. El sabor de que todavía el mundo está hecho también de pequeñas cosas.
Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.

Comentarios

Lola ha dicho que…
Bonita historia, Náufrago. Si fuésemos más ambles y el respeto hacia los demás formase parte de nuestro cotidiano, seríamos más felices y entre todos construiríamos un mundo mejor.
M. Luz ha dicho que…
¡Qué honradísimo eres, Náufrago!
Más de uno se habría aprovechado del hallazgo sin ningún remordimiento. ¡Fíjate que los hay que se aprovechan incluso "encontrándolos" deliberadamente!

No tardes en volver, Douce te debe estar extrañando muchísimo.

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