Las 'Píldoras del Dr. Marañón"

MÁS ALLÁ DE LA MEDICINA

Hoy se cumplen 50 años de la muerte de Marañón. Digo Marañón, porque para los de nuestra generación, era suficiente ese apellido, para reconocer de quién se trataba. Gregorio Marañón, no es sólo un hospital, una calle, un médico, sino también un pensador, un político, un escritor, un investigador, un liberal... Y,ante todo, un humanista de los que ya no abundan.

No voy a hablar aquí de sus trabajos, de sus actividades e ideas políticas, de alguien al que le dolían las dos Españas y junto a su amigo Ortega, podría haber dicho: ‘no es eso, no es eso’. Un humanista riguroso que trascendía las emociones primitivas. Tan sólo he querido recoger algunos de los aforismos inéditos que aparecían ayer en “El Cultural”.

Puesto que hablamos también de un médico, me las he recetado, como ‘píldoras’ para un equilibrio mental y emocional. Si les valen… No necesitan receta, ni lo cubre la S.S., pero son gratis

  • La libertad no es legítima si no se da con una dosis semejante de responsabilidad. Y el que no siente la responsabilidad es indigno de ser libre.

  • Para juzgar la Historia hay que prescindir de este prejuicio: los hombres se dividen en buenos y malos, y los buenos se adscriben a las buenas causas y los malos a las malas. No hay causas buenas ni malas del todo; y en cada causa, sea buena o menos buena, mala o menos mala, hay siempre hombres buenos y hombres malos.

  • El conservador solo cree en lo que tiene delante. […] Para él, toda variación, es empeoramiento en cuanto concibe el presente, no como lo mejor, sino como lo único.

  • La diferencia entre el hombre tonto y el inteligente no consiste en hacer o no hacer tonterías. Todo hombre las hace. La diferencia está en no enterarse o en enterarse de ellas.

  • No hay orgullo comparable al de los tímidos. La sabiduría no es extensión sino profundidad. La información (que se confunde con la sabiduría) convierte al cerebro en un almacén; pero la sabiduría no es saber cosas, sino saber comprender [y] crear, es una aptitud y no un amontonamiento de cosas. El que comprende una cosa y la sabe en su sentido profundo […] es, por lo tanto, un sabio.

  • El puritano del deber está muy cerca de ser un sádico o un masoquista. Por eso no es nunca querido. El hombre compasivo con los demás empieza por ser indulgente consigo mismo.

  • Cree a todo el mundo: no conozco mejor receta para no ser engañado. Porque más veces que los demás, nos engaña el falso concepto que hacemos de los demás.

  • Inútil discutir: no se convence a nadie por el razonamiento, sino por la emoción. El apóstol ha sido siempre un hombre que hablaba al corazón y no al intelecto. Las conversiones de los santos, han sido hechas bajo un signo emotivo. Sócrates, al que hoy leemos en frío, convencía, estoy seguro, por la emoción patética de sus palabras
  • A veces la ovación con que termina una conferencia, significa gratitud del público por haber acabado el conferenciante.

  • Tenemos que creer en Dios para que no nos parezca injusto. [¡]¡Y queremos que los hombres, en los que no creemos, sean justos!

  • La ley proporciona dos voluptuosidades: la de cumplirla y la de burlarla.

  • En los tiempos de ritmo revolucionario de la Historia, hay hombres; quizá vulgares, que saber percibir ese ritmo. Y ellos son los que aciertan, contra el criterio de los intelectuales y de los políticos expertos.

  • No hay divergencia más profunda, más inexorable que la del paralelismo. […] El paralelismo es separación sin principio ni fin. En los caracteres, en las pasiones, es esto verdad, verdad.

  • ¿Qué es liberalismo?: saber convivir con los que piensan lo contrario.
(NOTA:Estas píldoras pueden tomarse después del desayuno, comida y cena. No necesitan receta médica. ¡Qué saben ellos de esto!)

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