El Nido

LA CASA POR LOS SUELOS
By DOUCE

Pues verán. Ayer, durante uno de mis paseos vespertinos, oliendo, oliendo, por el jardín, me encontré con una cosa rara que nunca había visto en mis rastreos. Era una cosita redonda, muy bien construida con trozos de hierbas, palitos, de distintas procedencias. Me puse a husmear y me olían a un aroma entre conocido y extraño. Tan embebida estaba oliendo aquella especie de cuenco, bien tejido, perfectamente redondo, cuando llamé la atención de mi papá que se extrañó de verme tanto tiempo detenida en un solo sitio.

Cuando vio lo que estaba olisqueando, se le abrieron sus ojos pequeñitos y se le iluminó la cara, como si hubiera descubierta el ‘tesoro’ de la isla. Se quedó mirándome, yo le miré, y enseguida entendí que no debía meter la pata en aquella especie de cestillo. “Lo verás, pero no lo catarás”, me dijo. Yo puse cara de interrogación - tal que así (?) - preguntándome qué es lo que quería decirme.

Transcurrido ese minuto de sorpresa por ambos bandos, habló , por fin y me dijo, con tono doctoral:

- Douce, eso es un nido.

Yo puse cara de perplejidad (¿!!?). Y le pregunté: “¿Y eso que yé?”

- Un nido Douce, es la casa de los pájaros. Se llama nido. Probablemente sea de ese mirlo que nos da los conciertos de la mañana hasta la noche. Quizá este viento que sopla con fuerza lo ha tirado del árbol dónde había creado una casa para él, la mamá y sus hijos.

Yo me puse a pensar con mi mente de perrita y no pude por menos de admirarme. Empecé a ver todos los trozos de hierbas, palitos, y material constructivo que debería haber buscado y trasladado desde los más variados lugares y despacio, con paciencia y artes infinitos, había construido una casa perfecta para los suyos. Mi papá lo cogió en la mano y vio que estaba perfectamente hecho. Sin grúas, sin ladrillos, sin cementos, sin arquitecto, sin jefe de obras, sin albañiles, ni aparejadores… Él solito, a puro pico. Una casa sin entrada, sin bancos, sin hipotecas. Así, por la jeró.

Cuando me explicó eso mi papá, yo también abrí la boca y me admiré de la maestría de ese pájaro cantor que había sido capaz de hacer aquella obra tan perfecta, sin planos, sin estudios de ingeniería, sin pagar ni puta perra a bancos y ‘poceros’. El solito, con sus patas y su pico. Me sentí un poco triste de que esa casa construida con tanto amor, con tanta habilidad, tan bien construida, no le sirviera y tuviera que empezar de nuevo la tarea. Sé que tendrá coj…. para hacerlo, pero me da pena y lo admiro.

Mi papá lo subió a casa para que también admiraran esa obra maestra, y después lo dejó encima de una jardinera, pero seguramente ahí no le servirá, ni podrá trasladarlo a su ‘parcela’. Pero ahí queda, como muestra de lo que vale la sabiduría de la Naturaleza. ¡Va por ti, querido Mirlo!

Comentarios

lola ha dicho que…
Douce & Náufrago, me pasa como a vosotros. Cada vez que encuentro un nido, ya sea en el árbol o en el suelo porque se ha caído, me quedo un buen rato observando semejante maravilla. Ojalá fuésemos tan libres como el Mirlo, toma lo que necesita de la Naturaleza y vive. Así de sencillo.
Julio ha dicho que…
Salut!, Lola

De tanto mirar las 'maravillas' que ha creado el hombre, nos olvidamos de todas las que tenemos alrededor y que existen millones de años antes de que nosotros apareciéramos, para construir nuestras 'maravillas' y también destruir millones de lo que está a nuestra disposición:árboles, plantas, animales, mares, ríos,montañas, praderas, cielos, estrellas, pulgas, escarabajos, semillas, hojas, arañas, hasta el más pequeño de los microbios...

(- ¿Y yo qué? Acaso no soy una 'maravilla' de perrita?)

-Douce, también pensaba en ti. Hace cinco minutos, cuando te paseabas , olías, buscabas y buscabas un sitio donde poder hacer tus 'cosas' y no ensuciar la casa: '¡ecologista!'

Entradas populares