Yo no soy ésta

‘PERRERÍAS’ HUMANAS

By DOUCE

Definitivamente he renunciado a comprender a estos entes que se llaman ‘humanos’. Miles de años conviviendo con ellos y aún no se han enterado de cómo somos. Santa paciencia la nuestra la de convivir con ellos. Y porque somos como somos, que si no hace muchísimo tiempo que hubiéramos pedido el divorcio, separación de gananciales y nos hubiéramos quedado en los bosques, las estepas o donde fuere, como nuestros hermanos los lobos, que viven a su aire.

En fin, no seré yo la que me queje, pero no por eso callaré lo que siento. Yo que me he leído a mis clásicos, me sé los versos de Quevedo que no había quien le callara y yo le sigo:

"No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?"

Pues eso, como dijo el cojitranco madrileño, ¿‘Nunca voy a decir lo que yo siento’? Yo soy una perrita que tiene un pelo precioso, blanco, muy blanco, fino, que se diría de algodón como mi amigo Platero. Este pelo, además de darme prestancia y ser la envidia de otros canes que para sí lo quisieran, me sirve de abrigo en los rigores del invierno. Belleza y calor me regaló Naturaleza. Pues bien, hete aquí que no sé por qué razones, en pleno invierno, mi papá me ha llevado a la pelu ‘Bonnie & Clyde’ para quitarme mis bellos rizos y dejarme reducida a la mitad de lo que soy.

No lo he aceptado de muy buena gana. En general, no me gusta demasiado ir a la pelu y al vete. No es que mi peluquero me trate mal, porque es muy cariñoso conmigo, me hace caricias y siempre al terminar, me da una bolsita con palitos, que yo devoro. Hasta ahí, vamos más o menos bien. Además, mi papá, cuando íbamos hacia la peluquería, me explicó el porqué del esquileo. Al parecer, cuando me crece el pelo, voy soltando por la casa pelusilla que produce algo de alergia a algunos miembros de la casa.

No sé lo qué son eso de las alergias, pero vale, supongo que mis pelos sueltos pueden molestar a alguien y habrá que aceptar mi pelado. Lo que hoy me ha sorprendido es que ha preguntado a una señorita, que es la que cobraba, si tenía algo para cubrirme para que no sintiera mucho el frío. Había en la pelu una especie de multi percha de donde colgaban abrigos, impermeables y cosas de ésas. Este Náufrago que de eso no entiende ni papa, dejó que escogiera la chica. Miró unos cuántos, calculó mi tamaño y me encasquetó un abrigo-impermeable, con la parte de dentro como de foam y la cubierta impermeable. Yo me sentía rara, pero estaba más atenta a los palitos que me daba mi pelu que a la albarda que me habían puesto.

Me imagino, que mi papá que es un friolero, no sabe que nosotros con pelo o sin tanto pelo, también aguantamos los fríos y las lluvias que nos echen. Menos mal que mi ‘abrigo’ es bastante ‘discreto’, pero yo estoy más guapa con mi pelo. Luego salimos a dar una vuelta y me encontré con mi amigo Naguy. Él no hizo caso de mi abrigo y se fue a lo de siempre, es incansable. Y aquí me tienen con mi nuevo look. ¡Hay que ver qué cursis son los humanos!