Las perrerías de DOUCE
MI NUEVO LOOK
¡Hola, a todos! He aprovechado que mi papá está enfrascado en la lectura para asomar por aquí el morro. Porque sí, estoy de morros y muy enfadada con el Náufrago de esta isla, que es un jodío egocentrista No piensa más que en él y sólo se acuerda de mí cuando me necesita para que le saque de algún apuro o le resuelva algún entuerto. Me estoy planteando seriamente mi dimisión como becaria de esta bitácora, o lo que sea, y buscarme un puesto de trabajo en alguna empresa que sepan valorarme en todo lo que valgo. Me siento subestimada y yo me considero hecha para tareas más importantes que la de simple amanuense, secretaria y en el mejor de los casos, de consejera áulica, que son muy pocos.
‘No, yo no soy ésa que él se imagina, una perrita tranquila y sencilla, que un día abandonas y siempre perdona, esa perrita sí, no, ésa no soy yo…’ (¿Y de qué me suena a mí esto?) Bueno, eso, que yo no quiero ser la ‘paloma que le baila el agua’ y le ríe sus gracias (cuando las tiene, que es más soso que un pan sin sal).
El otro día quise demostrarle que no me amilano ante nada. Resulta que yo soy una perrita de pelo en pecho, lomo, rabo, cabeza y patas, es decir ‘partout’. Así me creó la madre Naturaleza: mi pelo crece, se cae, se riza y eso forma parte de mi ‘look’. Me he pasado gran parte del verano con ese pelo encima soportando impertérrita los calores y aunque por estos pagos el calor es soportable, por las noches abandonaba mi rincón favorito del sofá, y buscaba el suelo porque estaba más fresco. Es ahora, que va a empezar el otoño, cuando se le ocurre al señorito cortarme el pelo, porque según él lleno la casa de pelos. Vamos, que se me cae el pelo. Y digo yo: pues yo no lo suelto, será la madre Naturaleza la responsable de que yo tenga de mudar mi pelo de vez en cuando.
Bueno, vayamos al grano que me estoy enrollando. Resulta que el otro día le oí hablar por teléfono con mi ‘estilista’ de “Bonnie & Clyde" y me enteré que le indicaba que habían cambiado de domicilio. Yo tomé buena nota. Resulta que el día y a la hora indicada mis papás me llevaron a la cita. Mi papá se quedó en el coche un momento y mi mamá, pensando que al no conocer el nuevo el sitio, no haría ninguna fechoría, me dejó ir suelta camino de la nueva Peluquería, Spa, Gabinete psicológico… y no sé cuántas más cosas que han puesto en el nuevo ‘Salón de higiene canina’. Total , que mientras mi mamá buscaba la nueva dirección, yo fui más lista, vi a una señorita con una bata de colorines y pinta de ‘peluquera’, me di media vuelta y eché a correr como alma que lleva el diablo por los jardines. Inútiles fueron las llamadas de mi mamá e inútiles los gritos de mi papá que se acercaba diciendo “¡DOUCEEE, VEN!” Y yo ni caso, corría y corría por el césped, sin hacer caso de los “¡DOUCEEE, VEN!”, cada vez más fuertes y enojados. Yo seguía corriendo y sólo me paré donde estaba aparcado nuestro coche. Era mi único refugio frente a todos eso ‘tomadores de pelo’. Allí llegó mi papá, muy enfadado, abrió la puerta trasera del coche y soltó un seco: ¡¡SUBE!!
No me quedó más remedio, subí al asiento trasero, momento que utilizó para seguir regañándome, coger la correa pasar el mosquetón por la anilla del arnés y llevarme, algo enfadado, hasta la peluquería. Yo ya no protestaba porque me sentía cogida. Luego, pasado el primer intento me dejé pelar y heme aquí con mi nuevo ‘’look. Después de todo, sigo sintiéndome guapa, pero de vez en cuando tengo que mostrarle que no soy la perrita que dice ‘Sí, a todo’. No, ésa no soy yo. A ver si así me aprecia en lo que valgo.
¡Hola, a todos! He aprovechado que mi papá está enfrascado en la lectura para asomar por aquí el morro. Porque sí, estoy de morros y muy enfadada con el Náufrago de esta isla, que es un jodío egocentrista No piensa más que en él y sólo se acuerda de mí cuando me necesita para que le saque de algún apuro o le resuelva algún entuerto. Me estoy planteando seriamente mi dimisión como becaria de esta bitácora, o lo que sea, y buscarme un puesto de trabajo en alguna empresa que sepan valorarme en todo lo que valgo. Me siento subestimada y yo me considero hecha para tareas más importantes que la de simple amanuense, secretaria y en el mejor de los casos, de consejera áulica, que son muy pocos.
‘No, yo no soy ésa que él se imagina, una perrita tranquila y sencilla, que un día abandonas y siempre perdona, esa perrita sí, no, ésa no soy yo…’ (¿Y de qué me suena a mí esto?) Bueno, eso, que yo no quiero ser la ‘paloma que le baila el agua’ y le ríe sus gracias (cuando las tiene, que es más soso que un pan sin sal).
El otro día quise demostrarle que no me amilano ante nada. Resulta que yo soy una perrita de pelo en pecho, lomo, rabo, cabeza y patas, es decir ‘partout’. Así me creó la madre Naturaleza: mi pelo crece, se cae, se riza y eso forma parte de mi ‘look’. Me he pasado gran parte del verano con ese pelo encima soportando impertérrita los calores y aunque por estos pagos el calor es soportable, por las noches abandonaba mi rincón favorito del sofá, y buscaba el suelo porque estaba más fresco. Es ahora, que va a empezar el otoño, cuando se le ocurre al señorito cortarme el pelo, porque según él lleno la casa de pelos. Vamos, que se me cae el pelo. Y digo yo: pues yo no lo suelto, será la madre Naturaleza la responsable de que yo tenga de mudar mi pelo de vez en cuando.
Bueno, vayamos al grano que me estoy enrollando. Resulta que el otro día le oí hablar por teléfono con mi ‘estilista’ de “Bonnie & Clyde" y me enteré que le indicaba que habían cambiado de domicilio. Yo tomé buena nota. Resulta que el día y a la hora indicada mis papás me llevaron a la cita. Mi papá se quedó en el coche un momento y mi mamá, pensando que al no conocer el nuevo el sitio, no haría ninguna fechoría, me dejó ir suelta camino de la nueva Peluquería, Spa, Gabinete psicológico… y no sé cuántas más cosas que han puesto en el nuevo ‘Salón de higiene canina’. Total , que mientras mi mamá buscaba la nueva dirección, yo fui más lista, vi a una señorita con una bata de colorines y pinta de ‘peluquera’, me di media vuelta y eché a correr como alma que lleva el diablo por los jardines. Inútiles fueron las llamadas de mi mamá e inútiles los gritos de mi papá que se acercaba diciendo “¡DOUCEEE, VEN!” Y yo ni caso, corría y corría por el césped, sin hacer caso de los “¡DOUCEEE, VEN!”, cada vez más fuertes y enojados. Yo seguía corriendo y sólo me paré donde estaba aparcado nuestro coche. Era mi único refugio frente a todos eso ‘tomadores de pelo’. Allí llegó mi papá, muy enfadado, abrió la puerta trasera del coche y soltó un seco: ¡¡SUBE!!
No me quedó más remedio, subí al asiento trasero, momento que utilizó para seguir regañándome, coger la correa pasar el mosquetón por la anilla del arnés y llevarme, algo enfadado, hasta la peluquería. Yo ya no protestaba porque me sentía cogida. Luego, pasado el primer intento me dejé pelar y heme aquí con mi nuevo ‘’look. Después de todo, sigo sintiéndome guapa, pero de vez en cuando tengo que mostrarle que no soy la perrita que dice ‘Sí, a todo’. No, ésa no soy yo. A ver si así me aprecia en lo que valgo.
Suya, atentísima: DOUCE (becaria)
Comentarios
Y no digamos como están tus atléticas facultades, que ya me estoy imaginando al Náufrago con el corazón a todo trapo, corriendo detrás de tí.
Casi se rompe la garganta, además estaba acatarrado.
Pero sí que me encuentro en buena forma:-)Algo mejor que él
¡Guauuu!
Rebuznos de amor!!!
Guausss amorosísimos
No se lo digas pero el otro día hablé de él en una conversación en el parque. Comentaba que era una persona educada, cordial, coherente, sensible, respetuosa...Eso al menos es lo que transmite a través de vuestra isla, porque es tuya también...
Saludos campurrianos a los dos. Sigo con mis quehaceres, esta vez gastronómicos...
Gracias por el piropo, me gusta que me lo digan, como buena fémina. Ahora que no nos oye, te voy a decir la verdad. Yo sé que él me quiere y yo también le quiero muchísmo a él. Si digo estas cosas, es para que no se duerme en los laureles. Ya sabes que los hombres, a veces, si no les picas en el amor propio, piensan que ya está todo hecho. El cariño es una flor que hay regar todos los días.
No se lo digas a él, para que no se envanezca. Sé que en ninguna otra parte voy a estar mejor que en esta casa, pero de vez en cuando me gusta decir que yo también colaboro de mil formas en esta isla.Así,por ejemplo, el burro Romero me invita a cenar con él
Un guauuuu, muy cariñoso
Felices sueños.