Jesús Neira: de nuevo en la UCI
DE HÉROES Y VILLANOS
No sé qué fuerza me impulsa a hablar con él. Sentí, como tantos otros una gran alegría cuando le vi charlando con Gloria Lomana en aquella intensa entrevista. Vi a Isabel, su mujer, llena de esperanza, gozosa, después de la primera batalla ganada a la muerte. Se sentía una pieza importante de aquella partida jugada en el tablero de la vida. Estoy seguro que se aferraba más a su fe que a ese oscuro e interno temor de las posibles recaídas. Comprendo el golpe que puede haber supuesto esta vuelta a la espera, este retroceso en su batalla conjunta. Hasta sus oídos habrán llegado las sospechas sobre sus apariciones mediáticas, pero los considero por encima de las habladurías cuando se lucha a otro nivel y en otros frentes.
Sin darnos cuenta, todo lo que aparece en los medios, sobre todo los visuales, se idealiza, se sacraliza, se le desnuda del componente humano para hacer héroes o villanos. A él, muy a pesar suyo, se le ha concedido el título de ‘héroe’, cuando él mismo se ha negado a aceptar este calificativo. Se sigue sintiendo Jesús, a secas, sin más aditivos, con sus muchos valores y también lo que a ojos de otros, pueden considerarse ‘defectos’. ¿Qué ser humano no los tiene? Antaño se les ponía aureolas y se les llamaba ‘santos’, desposeyéndoles de sus mejores virtudes, sus flaquezas humanas. Se escribieron epopeyas y romances para crear ‘héroes’. El ser humano necesita ‘modelos’, puntos de referencia, para consuelo de su indigencia, pero si los ‘héroes’ regresan a la vida, a la rutina ordinaria de todos los días, defraudan a los que les elevaron al podio del Imaginario colectivo.
Jesús, Isabel, seguid luchando. Sólo vosotros podéis saber lo que os está costando esta lucha. Ánimo, porque sois fuertes, pero también necesitáis del apoyo de todos los que os quieren, os admiran y tratan de acompañaros desde el silencio.
No sé qué fuerza me impulsa a hablar con él. Sentí, como tantos otros una gran alegría cuando le vi charlando con Gloria Lomana en aquella intensa entrevista. Vi a Isabel, su mujer, llena de esperanza, gozosa, después de la primera batalla ganada a la muerte. Se sentía una pieza importante de aquella partida jugada en el tablero de la vida. Estoy seguro que se aferraba más a su fe que a ese oscuro e interno temor de las posibles recaídas. Comprendo el golpe que puede haber supuesto esta vuelta a la espera, este retroceso en su batalla conjunta. Hasta sus oídos habrán llegado las sospechas sobre sus apariciones mediáticas, pero los considero por encima de las habladurías cuando se lucha a otro nivel y en otros frentes.Sin darnos cuenta, todo lo que aparece en los medios, sobre todo los visuales, se idealiza, se sacraliza, se le desnuda del componente humano para hacer héroes o villanos. A él, muy a pesar suyo, se le ha concedido el título de ‘héroe’, cuando él mismo se ha negado a aceptar este calificativo. Se sigue sintiendo Jesús, a secas, sin más aditivos, con sus muchos valores y también lo que a ojos de otros, pueden considerarse ‘defectos’. ¿Qué ser humano no los tiene? Antaño se les ponía aureolas y se les llamaba ‘santos’, desposeyéndoles de sus mejores virtudes, sus flaquezas humanas. Se escribieron epopeyas y romances para crear ‘héroes’. El ser humano necesita ‘modelos’, puntos de referencia, para consuelo de su indigencia, pero si los ‘héroes’ regresan a la vida, a la rutina ordinaria de todos los días, defraudan a los que les elevaron al podio del Imaginario colectivo.
Jesús, Isabel, seguid luchando. Sólo vosotros podéis saber lo que os está costando esta lucha. Ánimo, porque sois fuertes, pero también necesitáis del apoyo de todos los que os quieren, os admiran y tratan de acompañaros desde el silencio.
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