De Socks a Calcetines

EL GATO DE LOS CLINTON

Ayer, Campurriana, una asidua visitante de esta isla, nos invitó a visitar el Blog de Sánchez Dragó donde había dedicado una entrada a Socks, el gato de los Clinton, recientemente fallecido. “Calcetines”, en español, había convivido con el ex presidente y su familia durante veinte años. Los chicos de “El Mundo”, sabedores del amor del escritor por los gatos a quien había dedicado su entrañable necrológica “Mortal y tigre, le pidieron que escribiera un a modo de obituario dedicado al ex huésped de la Casa Blanca. Cuando Douce leyó el texto dedicado a Socks quiso también enviarle un mensaje;

For Socks Clinton
Dog’s and Cat’s Paradyse

Dear Socks,

Acabo de enterarme de que has recibido el visado para el cielo de los perros y los gatos. Yo también tuve un amigo que se llamaba como tú, “Calcetines”. Sus calcetines no eran como los tuyos, blancos. Mi Calcetines los tenía a rayas, como los tigres. Es el único gato que me ha comprendido, fue mi amigo, pasamos muchas horas jugando en el jardín. Poco a poco nos fuimos conociendo y derribando la suspicacia que existe a menudo entre perros y gatos. Él supo que yo, aunque fuera más grande, no quería hacerle ningún daño, sólo quería jugar y ser amigos. Jugábamos a hacer como que nos peleábamos, pero de mentira, sólo era un pretexto para revolcarnos y hacer piruetas. Él se ponía patas arriba y yo jugaba a que le atacaba, pero era una guerra de juguete. Sabíamos que ninguno de los dos queríamos hacernos daño.

Vivimos días muy felices. Cuando salía de paseo o bajaba al jardín, él me estaba esperando porque no tenía casa y vivía en la calle. Más de una vez le advertí que tuviera cuidado, que no saltara el seto que rodea al jardín. Los hombres van como ciegos en eso que llaman sus coches. Pero él, muy atrevido y muy ágil, no me hizo caso.

Un día saltó a la calle y ¡zas! un coche le atrapó entre sus ruedas. Cuando bajé a mi primer paseo, el portero de la casa nos contó la mala noticia a mi papá y a mí. Mi papá lo sintió mucho cuando se enteró porque lo quería como a un amigo y yo me puse muy muy triste. Ya no tenía un amigo gato con quien jugar y a quien querer. Después de su desaparición he intentado tener amistades con otros gatos que andan por el jardín pero ninguno de ellos ha sabido entender mis intenciones. Huyen de mí, o se ponen empinados cuando intento acercarme. Lo siento por ellos y por mí, porque podríamos divertirnos juntos, jugando a guardias y ladrones, que es juego al que jugaba mi papá… (¡Es más antiguo!) Entonces, me acuerdo de Calcetines. Si le ves por ahí, en el cielo de los gatos y perritos, háblale de mí, por fa, estoy seguro que se pondrá muy contento.

Feliz estancia en la otra vida.

Good bye, Socks. Muchos guauss!
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P.D.
Te voy a dar una noticia que a lo mejor te interesa. Hoy he leído en una revista, que para primeros de abril, la familia Obama recibirá en tu antigua Caseta Blanca, a un perro. Es un perro de aguas portugués, y aún no le han puesto nombre, pero lo esperan con impaciencia. Cuando sepa más noticias te lo contaré.

Comentarios

Campurriana ha dicho que…
Penita por Calcetines. Por el de allá y el nuestro. El que saltó el seto sin pararse a pensar en las consecuencias. Quizá esté mejor por aquellos lares...

Habla Dragó estos días de héroes por un día...Sale Neira entre sus letras. También Pé. Cada uno a su manera.

Feliz tarde de jueves a ambos.

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