Capirotes y playas
SEMANA SANTA
Ya termina marzo con sus ‘idus’ traicioneros, sus ‘aidos’, sus idas y huidas de todos los kosovos. Ya está ahí, al alcance de la mano, abril florido y con él eso que llamamos Semana Santa. Seguro que hay miles de maneras de ver, vivir, celebrar, evadir o huir de esta semana. El Náufrago no la recibe con particular entusiasmo. Rechaza estos festejos de muerte, pasiones, traiciones, sangre, capirotes, desfiles, tambores y cantos, folklóricos o santos.
Sin duda, no deja de ser una visión muy personal que mucha gente no comparte y lo respeta. ¡Faltaría más! Rechaza esta visión de un Dios de espinas y cruces, de azotes y escupitajos, como tampoco aprecia particularmente en lo que se ha convertido este período vacacional, de viajes, playas y terrazas o la mezcla ambigua de ambas. Esta confesión y este desahogo no pretenden ser ninguna crítica a la forma como cada cual entienda y desea celebrarlo. Cada cual es libre, y es algo normal, el vivir antiguos y acendrados ritos, o encontrar su solaz y su descanso lejos del agobio de la rutina y el trabajo.
La razón íntima de esta reflexión es que no simpatiza demasiado con determinados ritos de la parafernalia religiosa. Si busca sublimar su simple condición de ser humano piensa en una Esencia impalpable no envuelta en sacrificios y sangre, seguida por filas de gente con la cara cubierta arrastrando cadenas o cargando con cruces en extrañas penitencias. Es una manera de decir NO a una parte de su infancia.
Recordando a Machado:
“¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en la mar!”
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NOTA: El Náufrago desea presentar sus excusas si hiere a alguien en sus sentimientos religiosos con estas consideraciones.
Ya termina marzo con sus ‘idus’ traicioneros, sus ‘aidos’, sus idas y huidas de todos los kosovos. Ya está ahí, al alcance de la mano, abril florido y con él eso que llamamos Semana Santa. Seguro que hay miles de maneras de ver, vivir, celebrar, evadir o huir de esta semana. El Náufrago no la recibe con particular entusiasmo. Rechaza estos festejos de muerte, pasiones, traiciones, sangre, capirotes, desfiles, tambores y cantos, folklóricos o santos.
Sin duda, no deja de ser una visión muy personal que mucha gente no comparte y lo respeta. ¡Faltaría más! Rechaza esta visión de un Dios de espinas y cruces, de azotes y escupitajos, como tampoco aprecia particularmente en lo que se ha convertido este período vacacional, de viajes, playas y terrazas o la mezcla ambigua de ambas. Esta confesión y este desahogo no pretenden ser ninguna crítica a la forma como cada cual entienda y desea celebrarlo. Cada cual es libre, y es algo normal, el vivir antiguos y acendrados ritos, o encontrar su solaz y su descanso lejos del agobio de la rutina y el trabajo.
La razón íntima de esta reflexión es que no simpatiza demasiado con determinados ritos de la parafernalia religiosa. Si busca sublimar su simple condición de ser humano piensa en una Esencia impalpable no envuelta en sacrificios y sangre, seguida por filas de gente con la cara cubierta arrastrando cadenas o cargando con cruces en extrañas penitencias. Es una manera de decir NO a una parte de su infancia.
Recordando a Machado:
“¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en la mar!”
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NOTA: El Náufrago desea presentar sus excusas si hiere a alguien en sus sentimientos religiosos con estas consideraciones.
Comentarios
Estoy totalmente de acuerdo contigo.
Considero que en el caso de que exista algo superior, es imposible que quiera que nosotros suframos. No podríamos medirlo con nuestra mente humana, tan limitada.
Va otro NO a una parte de mi infancia y adolescencia chez les soeurs dominicaines.
Respeto como tú a los que piensan diferente.
Aquí esa Semana se le puede llamar Santa, de Turismo o Criolla, este último nombre es debido que durante esos días hay muchas domas de caballos con shows folclóricos, etc.
Para mí de Santa no tiene mucho. Todo el mundo la espera para poder irse de vacaciones.