Un viaje extraordinario
DEL QUARK A LAS GALAXIAS
Al buzón del Náufrago arriban todo tipo de imágenes, mensajes, documentos. Frecuentemente llegan ‘presentaciones’ de gustos, estilos y asuntos diferentes. Las más bellas imágenes, otras de no muy buen gusto, desde pensamientos profundos, hasta chistes vulgares. Internet, también en este aspecto, es un vasto/basto bazar en ambas acepciones.
Esta mañana me he desayunado una vasta y profunda reflexión que ha hecho que me perdiera en la inmensidad de lo infinitamente grande y en la profundidad de lo infinitamente pequeño. La inteligencia del Náufrago, y utilizo el término en su puro sentido etimológico (‘intus legere’) no es que abarque demasiado espacio en su dimensión científica, está más bien diseñada para la vertiente emocional. Así pues, a medida que iba aumentando la potencia del centímetro hasta los millones de años luz de distancia, más difícil le resultaba ‘imaginar’ la infinita magnitud del cosmos. Y, mientras más ahondaba en el recorrido de los micrones, amgstroms, picómetros, fentómetros o atómetros, más difícil le resultaba aprehender el mundo de lo infinitamente pequeño. Se sentía mentalmente inhabilitado para abarcar el cosmos en sus inconmensurables dimensiones. No obstante, el viaje le hizo ver lo inmensamente diminutos que podemos ser si perdemos nuestra mismidad en el universo.
Después del baño cósmico de grandezas e inmensidades abrió el periódico y vio la infinita pequeñez, la inmensa inanidad de las noticias que alimentan nuestra ‘actualidad’.Leía: “ El PP corta cabezas”, “si una joven de 16 años puede casarse, también puede abortar”, “el Audi caído”, “Fran y la vergüenza torera”, “Mi príncipe azul tiene que ser rubio, de ojos azules” (Soraya), “la evolución de la princesa detallista”, “dos desconocidas primeras damas”, “mi éxito ha sido ser ‘inalcanzable’”(M.J. Cantudo); “Un derbi, tres partidos” “La banca española apura la hucha” Y así seguido…
Fue entonces cuando el Náufrago descendió a la ‘otra realidad’ y tomó conciencia de su clara condición de extraterrestre.
Al buzón del Náufrago arriban todo tipo de imágenes, mensajes, documentos. Frecuentemente llegan ‘presentaciones’ de gustos, estilos y asuntos diferentes. Las más bellas imágenes, otras de no muy buen gusto, desde pensamientos profundos, hasta chistes vulgares. Internet, también en este aspecto, es un vasto/basto bazar en ambas acepciones.
Esta mañana me he desayunado una vasta y profunda reflexión que ha hecho que me perdiera en la inmensidad de lo infinitamente grande y en la profundidad de lo infinitamente pequeño. La inteligencia del Náufrago, y utilizo el término en su puro sentido etimológico (‘intus legere’) no es que abarque demasiado espacio en su dimensión científica, está más bien diseñada para la vertiente emocional. Así pues, a medida que iba aumentando la potencia del centímetro hasta los millones de años luz de distancia, más difícil le resultaba ‘imaginar’ la infinita magnitud del cosmos. Y, mientras más ahondaba en el recorrido de los micrones, amgstroms, picómetros, fentómetros o atómetros, más difícil le resultaba aprehender el mundo de lo infinitamente pequeño. Se sentía mentalmente inhabilitado para abarcar el cosmos en sus inconmensurables dimensiones. No obstante, el viaje le hizo ver lo inmensamente diminutos que podemos ser si perdemos nuestra mismidad en el universo.
Después del baño cósmico de grandezas e inmensidades abrió el periódico y vio la infinita pequeñez, la inmensa inanidad de las noticias que alimentan nuestra ‘actualidad’.Leía: “ El PP corta cabezas”, “si una joven de 16 años puede casarse, también puede abortar”, “el Audi caído”, “Fran y la vergüenza torera”, “Mi príncipe azul tiene que ser rubio, de ojos azules” (Soraya), “la evolución de la princesa detallista”, “dos desconocidas primeras damas”, “mi éxito ha sido ser ‘inalcanzable’”(M.J. Cantudo); “Un derbi, tres partidos” “La banca española apura la hucha” Y así seguido…
Fue entonces cuando el Náufrago descendió a la ‘otra realidad’ y tomó conciencia de su clara condición de extraterrestre.
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