Los paseos de Douce

LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO

Playa de La Maruca
Las de después del alba serían cuando el Náufrago después haberse duchado, desayunado, comprando pan y prensa, paseado a Douce, cuando tuvo la mala idea de ojear la prensa. En mala hora lo hiciera. Cada día encuentra más confuso el porvenir de esta especie de rompecabezas al que unos llaman país, otros nación de naciones, ruedo ibérico, o no ‘hay por donde cogerlo’…

De Bildu, a los ‘electos’ acosados, los ‘indignados’ descampados, ‘comos sigas con la cámara, te la juegas’, ‘los corruptos a la trena’ y jaculatorias varias. A medida que pasaba las hojas, más confusión de coco se apoderaba de él y con ello iba aumentando el nivel de hastío y asco. Fue entonces cuando una perra inquieta y sabia, empezó a dar vueltas alrededor del hastiado, como indicándole que su sitio, el de ella y el de él, estaba decididamente en otra parte.

El mensaje era claro y el afectado comprendió el guiño. Ambos se subieron al vehículo y fueron a descansar a un playa puerto no muy lejos. El horizonte estaba claro, una temperatura ideal y un reposo para ojos y ánimo que en nada de tiempo había ahuyentando los malos humores. La perra iba y venía, olisqueaba los más recónditos rincones, retozaba en el césped…Mientras su acompañante dejaba que su mirada reposara en el agua y dibujara trayectos indecibles entre los barcos que en la cala descansaban. Siguieron el paseo, sintieron el olor de los peces recién pescados. La marea estaba alta, la playa cubierta por las olas, pero aún entra las rocas había valientes que disfrutaban de unos breves chapuzones.

Así transcurrieron cerca de dos horas. Ninguno de los dos sentía la necesidad de regresar. Allí la paz, allí el sosiego, allí el olor salobre del agua, allí la sencillez, allí la belleza… allí la Vida.


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