Antonio López

 EL ARTISTA, EL HOMBRE

Si el Náufrago fuera poeta y además entendido en esto de las artes plásticas podría escribir cosas como éstas:
- “Toda realidad oculta un misterio que adquiere en el caso de Antonio López un impecable rango de paradigma”.
- Lo pintado no es lo que la mirada advierte: es sobre todo lo retenido en esa otra intuición de la mirada que el arte posibilita.
Foto: Pablo Almansa
- Toda reproducción artística supone una reinvención. Y por ahí se llega a esa situación límite en que la realidad y la alucinación tienden a confundirse.
- Los retratos de Antonio López disponen de la misma inquietante seducción que sus paisajes: ambos exteriorizan de algún modo su intimidad, comparten una misma expectante quietud
Pero el Náufrago no es poeta, no siempre logra hallar los ‘misterios’ que la realidad le oculta, apenas dispone de la intuición de la mirada que el arte posibilita y con bastante dificultad sabe distinguir el límite existente entre realidad y alucinación. Y es que el Náufrago no se llama Caballero Bonald. ¡Qué le vamos a hacer! Buena voluntad ponemos. (El Cultural)
  • Entiende algo mejor este otro lenguaje:
- "Lo llamamos belleza si es reflejo de la verdad aunque sea dolorosa
- Creo que en el ser humano hay algo muy misterioso que tiene que ver con el espíritu, por eso hace arte. Lo artístico y lo espiritual nace de la bondad del hombre.
- El arte con mayúsculas no es elitista, es un lenguaje que se entiende mejor cuando se le conoce.
- El arte sigue siendo un camino que busca el conocimiento para expresarse mejor, aunque su comprensión es hoy más difícil precisamente porque su lenguaje se ha descodificado.
- Yo en arte distingo el que para mí expresa la verdad de otro que me parece más estafador". ('Descubrir el ARTE: A.L. 'El instante eterno')
Lavabo y espejo (1967)
El que así se expresa con naturalidad, sin petulancia se llama Antonio López. Curiosamente, el Náufrago reconoce mejor la ‘verdad dolorosa’ en esos dibujos donde aparecen hechos y seres cotidianos: una alacena, una nevera, un aparador, un cuarto de baño, una cocina, los retratos de seres sencillos, familiares y siente más frío cuando ve esas vistas de edificios abigarrados, las calles vacías llenas de torres, como colmenas de abejas dormidas…

Y por encima aún de su obra siente a un HOMBRE, nacido de la sencillez con sabor a tomillo y a pueblo. Como decía Francisco Umbral, este Antonio López sigue siendo aquel niño que llegó a Madrid a estudiar las Bellas Artes: “Siempre cargado con su gran zurrón misterioso donde cabía un Velázquez de gran tamaño, varias botellas de vino, la ropa de diario, la ropa de trabajo, las cartas del pueblo y un caballete para ponerse a pintar en cualquier esquina de Madrid”. (El Cultural 31/07/2003)

Comentarios

José-María ha dicho que…
Qué ganas de ver esta exposición, Julio. En cuanto me deslíe un poco en el trabajo, me dejaré caer por el Thyssen.

Desde muy jovencito me fascinó su obra, sensación que va creciendo con el tiempo.

Saludos, que pases un buen fin de semana.
Douce ha dicho que…
Hola, José María

Me alegro que por fin puedas cumplir tus deseos.

Seguro que podrás disfrutar de su obra y recrearte viendo cada uno de sus cuadros. Es una suerte, porque no se prodiga mucho en sus exposiciones. Necesita mucho tiempo, años, para terminar algunos de sus cuadros.

Que lo disfrutes y feliz verano.

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