LEONARD COHEN, PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS

LAS CONFESIONES DE UN NÁUFRAGO

"TÍTULOS". Ampliar imagen

Es bueno y saludable que de vez en cuando uno hable de su ignorancia, o si prefieren, de sus hondos vacíos de sabiduría, algo que les sienta un poco mal a los que aspiran a perfeccionistas. Viene a cuenta esta confesión porque ayer, al enterarse de la concesión del Premio Príncipe Asturias de las Letras 2011 al canadiense Leonard Cohen, no es que se llevara una sorpresa, pero al ver llenos los periódicos de artículos, loas, secciones enteras dedicadas a su trayectoria poética, musical y sobre todo personal, el Náufrago sintió uno de esos ‘vacíos culturales’.

Por supuesto conocí alguna de sus canciones, las había oído cuando frecuentaba las discotecas, allá por los 70, menos en los 80, cuando después de la música bailable el ‘disk jockey' solía cerrar con 'La Estaca' de Lluis Llach o el “First we take Manhattan, then we take Berlin…” que serviría muy bien a los ‘Indignados” de hoy:

“Me han condenado a veinte años de aburrimiento

Para tratar de cambiar el sistema desde dentro

Me voy ahora, me voy a recompensarlos

Primero tomaremos Manhattan, luego tomaremos Berlín

Me guía una señal en los cielos…”
"Libro del anhelo”

Al Náufrago le gustaba aquella voz ronca y aquella letra que no entendía pero que le sonaba a salmodia. Pero debe confesarlo que eso le servía para un rato. Le divertía más la melosidad y la voz de Raphael, o Françoise Hardy, los Moustaki, Brel, Aznavour o el “Cae la nieve y esta tarde no vendrás” del italo-belga Adamo y “La mauvaise reputation” del mismo Brassens. Por aquellos años, 70 y 80, al Náufrago le atraía más la música italiana o francesa.

Ahora que es  mayor, mucho más mayor, y ya no va a discotecas ni asiste a conciertos multitudinarios, debe confesar que se interesó por él cuando supo que se había recogido en el monasterio budista de Mount Baldy, un centro de meditación zen cerca de Los Ángeles, con el monacal nombre de Jikan "El silencioso", centro de espiritualidad que posteriormente abandonaría:

“Bajé de la montaña

Después de muchos años de estudio

Y rigurosa práctica.

Dejé mi hábito colgado en una percha

En la vieja cabaña

Donde me senté tanto tiempo

Y dormí tan poco...
"Libro del anhelo”

Al Náufrago quizá le interese más la persona. Una persona tan compleja, mientras deja a los entendidos que valoren sus méritos poéticos y musicales. Ayer releyó su “Libro del anhelo”, vio sus dibujos misteriosos y de todo lo leído se quedó con algunos de sus ‘retratos

Tenía el título de Poeta

Y quizá lo fuera

Por un tiempo

También el título de Cantante

Me fue concedido amablemente…`

…Mi reputación

de mujeriego era un chiste

que me hizo reír con amargura

las diez mil noches

que pasé solo…
"Libro del anhelo”