El diario de DOUCE

15 de SEPTIEMBRE, VIERNES.
DOUCE


Hoy, rebuscando entre los papeles, encontré mi diario canino. Me gusta echarle una ojeada de vez en cuando y recordar las cosas que sentía por entonces. Así compruebo que mi vida no es inútil. La página marcaba una fecha: “Viernes, 17 de septiembre”. Debía ser el año 2006, cuando el Náufrago era todavía currante docente, medianamente decente. Y decía así: Copio y sigo:
El Diario de DOUCE
“Con la vuelta al cole, ha vuelto a echar mano de mí porque dice que le sirvo de sosiego y relajación. Se pasa el día mirándome dice que le transmito unas ‘vibraciones’ – y dale con la cursilada – que le producen serenidad, equilibrio, calma, y dejo un poso de felicidad tranquila…

- "¡Coño, le digo, ahora va a resultar que tengo efectos emocional- curativos!"

Sólo falta que aparezca por ahí cualquier firma de ésas que venden ansiolíticos, tranquilizantes, o que su médico de cabecera le hubiera recetado: " Si algo le altera o se siente ansioso, tómese una pastilla 'DOUCETIL' en desayuno, comida y cena. Y si viera que no es suficiente la dosis, puede aumentarla porque no tiene ningún efecto secundario." Y él tan contento, porque de esta forma puede tomarse sus copitas de vino con la comida, que le encanta, porque yo soy compatible y no otras medicinas.

Y aquí me tienen. Se pasa ratos mirándome mientras yo descanso, porque el verme dormir y observar mi respiración, dice que le relaja muchísimo, que es tranquilizador mirarme porque transmito la sensación de no tener más ocupaciones que la de comer, descansar, desear que me acaricien y que me saquen de vez en cuando de paseo. Hay momentos que yo le miro y es como si viera que él percibe no sé cuántas cosas en mí y me habla. Alguna vez Teresa o cualquier otro de la casa, al oírle hablar, piensan que está hablando solo y se ponen ya en lo peor:

- "Papá, ¿pero tu estás bien? ¿Hablando con la perra?".

Por una parte la comprendo, pero por otra me molesta un poco. ¡Como si no se pudiera 'hablar' conmigo! Cuando soy yo a quien recurre todo el mundo de la casa cuando tienen algún problema de comunicación, y me cogen en brazos, cuando yo no quiero, o me acarician si se lo pido, porque a ellos también les gusta que yo me deje acariciar y les sirvo de comunicación táctil y afectiva, cosa que deberían utilizar más entre ellos, pero les da corte mostrar sus sentimientos.

Sé también que estos días está más afectuoso conmigo porque ha visto unas imágenes en la tele que no ha querido enseñarme. Por eso, y porque me gusta que me mire cuando yo le miro, y porque me gusta leer en sus ojos lo que le pasa y también, porque me saca de paseo, me concede algún capricho que otro, me permite ir a mi bola cuando salimos. Por todo eso, y algunas otras cosas que me callo, le permito que yo sea su sedante, su barbitúrico, su ansiolítico y todos los 'icos' que quiera.

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