Blanco y Negro

CERCANÍAS: AYER, MAÑANA

EL NIÑO Y LA PEONZA: Iglesia de la Clerecía. Salamanca.

ANCIANA PIDIENDO LIMOSNA: Catedral de Salamanca

Estas imágenes tienen la misma edad: 10 días. Están tomadas la misma mañana otoñal, en la misma ciudad, con apenas minutos de diferencia. A escasos metros la una de la otra. Delante de dos monumentos religiosos, ambos. Lucía el sol, una fría mañana de domingo. Muchos turistas admiraban la majestuosidad  barroca de una, la belleza tardo gótica de la otra. Nadie, al parecer, reparaba ni en el uno ni en la otra.

El astronauta: CATEDRAL

'Alguien' reparó en el niño. Antiquísimos recuerdos El mismo embeleso, en la misma ciudad. Aproximadamente la misma edad, en sitios muy cercanos, la misma ilusión, el mismo juego. Una peonza bailando en la palma de la mano, el mismo gozo, el mismo arrobo, parecida sonrisa, la misma despreocupación por la vida. El juego era su VIDA... Quizá sólo variara la indumentaria, la peonza, la distancia de  los 60 años que les separan...

La otra era el frío de los años y la vida. Sus manos no jugaban, se juntaban para hacer de ellas un cuenco donde recibir su sustento. Sentada a la puerta de la Catedral, haciendo frente a los 7º castellanos y un viento frío que acrecentaba aún más la sensación helada. Nadie reparaba en ella. Les preocupaba más el astronauta 'manco' tallado en  la piedra de oro de la fachada. Si el otro era  el niño de su infancia, ella era la imagen que se le  hace cercana. Y entre uno y la otra: su ayer y, muy cerca, el mañana.

¿De cuál de los dos se encuentra más cerca? ¿Qué ha transcurrido entre el uno y la otra? ¿Por qué de los dos se hayan cercanos? ¿Por qué se fijó en ellos y no en otros? ¿Qué le sugiere cada uno? ¿Por qué el ayer lo encuentra aún cerca y el mañana le parece aún lejos? ¿Por qué nos empeñamos en mentirnos?

¿Quién tiene la respuesta?