Baños de Ola

LA PEONZA
Por culpa del ‘festival futbolístico’, el Náufrago apenas se había enterado de que el verano ya había llegado. Tampoco la meteorología de estas tierras norteñas había tenido la deferencia de habérselo indicado. Pasadas las euforias, por fin, se dio cuenta que allí estaba la playa, que los festejos feriales habían comenzado y que la rutina veraniega no había cambiado mucho la cara de otros años. Allí estaban los “Baños de Ola” rememoración de un pasado burgués y monárquico, con sus casetas, sus pudorosos trajes de baño y todos los requisitos que reclamaba la época.

Pero dejemos las historias y tratemos por qué el Náufrago, esta mañana, se acercó al Sardinero. La mañana estaba gris y una lluvia de seda hacía que no hubiera demasiada gente paseando y muchos menos en la playa. La curiosidad le había llevado hasta la playa para ver qué ‘ceremonias’ iban a cerrar los dichosos baños.

Eran las doce del mediodía , la hora dedicada a los niños. El pequeño escenario multiusos se había convertido esta mañana en patio de juegos. Allí verían trazadas sobre el suelo, ‘etapas’ para carrera de chapas y niños y niñas aprendiendo las reglas y el modo de jugar con aquellos ‘platillos’. El Náufrago regresó deprisa varias decenas de años. Por dentro, entre nostalgia y alegría, veía a chicos y chicas (gracias miss Aido) haciendo correr a las chapas por aquellos minicircuitos. Un montón de recuerdos se agolparon de repente. Lo que estaba viendo le parecía un simple detalle de todo lo que suponía para él la ‘liturgia’ de aquellas chapas, raspadas, con un cromo de Delio Rodríguez, Berrendero o Langarika cubierto por un cristal redondo, labrado con especiales instrumentos de lata, fijados con una banda de cera o de mesilla y adornado con un aro dorado. ¡Cuánta labor, tanto mimo! Tanto tiempo rozando rodillas en el suelo, con las consiguientes consecuencias de limpieza, trazando circuitos en tierra o dibujándolas con tiza sobre el cemento. Con sus ‘montañas’ de arena, sus circuitos enrevesados… Cerraba los ojos, le parecía ayer. Horas y horas, que pasaban volando.

Para las niñas tenían dibujado su ‘pati’ o tejo. Vete tú a saber el nombre del mismo juego en los distintos sitios. Un poco más lejos el juego de la comba y en una caseta, un joven monitor enseñaba a dos niños cómo liar la cuerda alrededor de una peonza y cómo debían lanzar al suelo para que bailara… Estos chicos no conocían este arte, no está en su 'play station'. El Náufrago pidió al monitor que le dejara una peonza y su cuerda. La examinó, era una peonza normal, con punto de ‘garbanzo’ o sea redondo, en nuestro argot infantil. Echaba de menos su verdadera peonza de pico afilado, para aquellas luchas en que, agresivos, jugábamos a ‘partir’ el trompo del contrincante. El Náufrago cogió la peonza, la bailó, luego deslizó sus dos dedos por debajo y vio bailar aquella ‘peonza’, su peonza, en la palma de la mano. De los dos chicos que en aquel momento estaban en la caseta, uno aprendió este uso y trató de hacer lo mismo. No sabía el multiuso que puede tener un trompo entre las manos de un niño que no tuvo ni plays, ni móviles, ni bicis, ni botas de fútbol, sino chapas, peonzas, aros, patinetes… Pero es lo mismo, no por eso dejó de ser muy feliz. Jugando.

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Comentarios

M. Luz ha dicho que…
Oye, Náufrago, que sepas que la Aído no era ni un mal pensamiento cuando yo ya jugaba a las chapas y hacía mis pinitos con un peón, que nunca llegué a dominar, tengo que reconocerlo. Las pistas de las carreras, bien limpias de arena gracias a las manos de cualquiera de nosotros que empujaban la arena hacia los lados, se utilizaban días y días y se retocaban al inicio de cada partida.

Por cierto, viendo las fotos de los baños, me ha llamado la atención algo que me gustaría que me confirmaras: el derribo del hotel Sardinero. ¿De verdad lo han echado abajo para hacer un aparcamiento?
Campurriana ha dicho que…
La última fotografía me recuerda a una famosa película...volver a empezar...

¡Cuántos juegos a los que yo jugaba!...
Douce ha dicho que…
M.Luz

No sabes cuánto me alegro de que "miss Aido" no haya tenido nada, pero nada que ver, en que esta mañana El Náufrago viera, entusiasmado, que las niñas estuvieran empujando con sus dedos las chapas. En mis 'antiguos' tiempos obedecíamos a aquella canción de "Que cada cual atienda a su juego" y no pasaba nada. No muy distinto de estos tiempos a la hora de jugar.La referencia a esa señorita de tantas 'modernaciones' era pura ironía.

Por lo que respecta al Hotel Sardinero, es cierto que la última decisión ha sido derribarlo por completo y después del verano se reconstruya según una de sus 'caras', la de 1920.

Esta mañana, en el aparcamiento que fue el espacio que ocupó el edificio hostelero saqué la foto del futuro aspecto. A mi entender, no es una mala opción.

En esta entrada he puesto las fotos para que te hagas una idea.
Douce ha dicho que…
Campu,

Nuestra infancia siempre seguirá siendo nuestro punto de referencia.

Al menos, por lo que a mí respecta, es así. En realidad el niño que fui, sigue muy vivo, para lo bueno y lo que pueda haber de defectuoso.
Campurriana ha dicho que…
Me alegro de que mantengas a ese niño. Eso ya quiere decir muchas cosas y todas positivas.

Felices sueños. Echaré un vistazo a lo del hotel...ojalá pueda conocer pronto vuestras tierras. ¡Tengo unas ganas!...

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