El yoga sobre ruedas

NIHIL OBSTAT

Pues la verdad, que a estas alturas del verano, o del invierno, según en que hemisferio vivamos, hablar de Yoga, podría parecer inadecuado. Hay que pensar que medio país está bronceando el ombligo en una playa, busca una sombra debajo de una parra, el borde de un estanque o bajo el ventilador de la casa. Del invierno no hablamos. Pero es que el Náufrago vive a menudo llevando la contraria. Y no habla del mundo en general, sino que se lleva la contraria a sí mismo.

Ahora le ha dado por asomarse al mundo del yoga, cuando hace siglos que millones de personas han tratado de ‘yoguearse’. Nada nuevo que ya no esté dicho y explicado. Pero que esté ahí, al servicio de la gente, no quiere decir que no sea ‘nuevo’ para los retrasados. Uno se pone a leer, después de haber intentado acercarse y resulta que está delante de un inmenso corpus teórico y práctico que supone “una filosofía, una psicología, una teoría del cuerpo, del inconsciente, de la sexualidad, de la ‘gnosis’, de la trascendencia, del servicio, del amor, del tiempo, de los sueños, un ritual, una mística, una terapia, una higiene, una dietética, una epistemología, una cosmología, una antropología, una moral, una gimnasia, un aprendizaje respiratorio, una ascesis, un despertar de las energías…”

Hablar de esto cuando las playas están llenas, las calles y paseos de la ciudad repletas de casetas de caña y pincho, conciertos, exposiciones, festejos por doquier, parece cosa de ‘chinado’. Decir que somos un carruaje tirado por los caballos de las emociones, los impulsos afectivos: SENTIMIENTO, que el carro es nuestro cuerpo, su centro vegetativo, sus necesidades orgánicas: INSTINTO, que el cochero es nuestra mente, nuestro centro intelectual, las construcciones mentales: RAZÓN y allí dentro de ese vehículo, vamos nosotros como viajeros, con la consciencia de nosotros mismos, con el centro sutil de nuestros anhelos: INTUICIÓN… Decir todo eso, no es más que haberlo aprendido en un libro muy antiguo que alguien le había regalado hace muchos años. El título: “Le Yoga sans postures”, autor Philippe de Méric.

Nunca digas: ahora es tarde, si lo único que poseemos es nuestro AHORA.

Comentarios

lola ha dicho que…
Descubrí el yoga hace algunos años y me ha aportado mucho. Te gustará seguro y lo notarás, ya nos contarás.

No hay metas, no es necesario competir, llegar a ser todo músculo. Basta mirarse hacia dentro para aprender a sentirse mejor.

Disfruta de la feria.
Douce ha dicho que…
Hola, Lola

En eso estamos, en no batir ningún record. Ni estamos para ello, ni lo pretendemos, lo que sí procurarmos es mirar hacia dentro y examinar las posibilidades que duermen en nosotros y desprendernos de las capas que se han ido acumulando y nos han impedido ser.

Simplemente, y nada menos, que tratar de ser quién somos.

Merci de me le rappeler. On oublie, parfois ce qui est important.On y est.

(Je me charge de le lui rappeler)

Entradas populares