Lección magistral

MIRÁNDONOS EN “EL ESPEJO”

Entre tanta basura como nos ofrecen las diferentes cadenas, es reconfortante ver entrevistas como la que nos ofreció ayer Antena3, a las diez de la noche. Realmente era un “Espejo público” donde poder mirarnos sin sentir vergüenza ajena, ni bochorno, ni asco, viendo y oyendo a preguntantes y entrevistados a sueldo. Pudimos ver también que no son necesarias cohortes de ‘periodistas de investigación’ que bajen al plató como vedettes, con sus modelitos, sus apuntes, sus venas que se inflan cuando hablan, o escupen su mala baba cuando hacen como que preguntan para rebuscar la carroña en el hondón de sus interrogados.

Pudimos ver que se puede hacer televisión simplemente con alguien que sepa preguntar con sencillez y respeto, sin apuntes en la mano, un entrevistado que tenga algo que decir, una cámara que sepa captar oportunamente los planos más expresivos y adecuados y dar el ritmo conveniente a preguntas , respuestas, y al fluir de la charla. Es un arte aparentemente sencillo, pero difícil de encontrar por lo que vemos a diario.

En la entrevista de ayer había alguien que sabía preguntar, y lo que es más difícil, escuchar. No interrumpir a destiempo, esperar a que el interlocutor respondiera, estaba atenta a sus gestos, a sus ojos hambrientos de vida, a la variedad de tonos y sentimientos que expresaba e intervenía cuando el entrevistado terminaba su discurso. No se convertía en ‘estrella’ de la conversación, cedía el protagonismo a la persona que tenía enfrente, la que de verdad tenía algo importante que contarnos.

Ayer teníamos sentado, recién resucitado, a un ser humano al que valía la pena escuchar. Había vivido una experiencia extrema, había tocado con sus dedos la puerta fría y decisiva de la muerte. Regresaba a la vida con toda la riqueza de la experiencia de haber ganado la más importante de las batallas para su cuerpo y para su ánimo. Y allí estaba, de regreso del fin, para aprender de nuevo a caminar, a mantenerse de pie, a mover sus manos, a revivir. Un hombre que soñaba en los pequeños grandes regalos de la vida: pisar la acera, respirar el aire de la calle, después de haber sido entubado, degustar un Rioja, comer un bocadillo de chorizo, viajar, descubrir de nuevo el mundo.

Gracias, Jesús, por tantas lecciones juntas como la que nos diste anoche desde tu improvisada cátedra. Seguramente ha sido la lección más magistral que hayas podido impartir durante tu larga carrera docente. Queremos más programas de vida como el de anoche. Sin duda, habitaríamos un mundo mejor, sin tantas ‘cucarachas’
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Fotos y Entrevista: Antena3