La crisis como hastío

¿Y CUÁNDO VIVIMOS?

Las horas... los días

El cambio, el evadirse de la rutina diaria nos renueva: el devenir de las horas conlleva su vida propia, saben a algo realmente nuevo que de paso nos contagia su novedad. Al volver a casa es como si las horas se alargaran y sonaran al ‘déjà vu’, como si no nos ‘recrearan’ por dentro. Lo que siempre parecen nuevas son las miradas de Douce, sus hábitos saben a algo recién hecho para cada ocasión. Siendo aparentemente los de siempre cobran un acento propio para cada momento: su paz, su nerviosismo, su atención al menor gesto, la rutina de sus paseos, resultan nuevos. Cada momento del día lo vive como si tuviera vida propia, sin pensar en ningún futuro, sólo en su ahora.

Nosotros, sin embargo, de tanto ir hacia sensaciones antiguas o temores futuros no acertamos a hacer de cada instante algo nuevo. Un artículo que leí en estos días ‘diferentes’ me invitó a pensar si de verdad vivimos cada momento o nos los dan ya por vividos. El título del artículo en cuestión se titulaba “La crisis como hastío”. Confieso que estos días he pensado menos ese ‘fantasma’ que se nos aparece cada día cuando abrimos los periódicos, escuchamos la radio o veamos la televisión, en caso de que lo hagamos, pero hay en el ambiente una masa incorpórea que nos cubriera y nos impidiera respirar ‘Vida del día’.

La mirada de Douce que ahora mismo me está mirando y con sus ojos está diciendo : “Cuando vas a dejar eso y hacemos algo más ‘importante’ Despéjate y salgamos, sin pensar: viviendo”. Creo que hay que hacerle caso. Aquí queda la lección para superara el “Hastío de la crisis” por si es de algún provecho. Creo que vale la pena.

La crisis como hastío

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