Repasando a R.Mª. Rilke

UN SOPLO DE AIRE FRESCO

A veces, cuando el Náufrago está perdido en ese 'tsunami' que producen los ‘medios’ y los ‘mediados’, busca un islote, una montaña, aunque sea un tejado donde no llega el cabalgar del maremoto mediático, para encontrar un poco de paz y de sosiego. Leer la prensa, oír la radio, aguantar las imágenes de la tele, puede producir serios daños internos. Es entonces cuando recurre a los antídotos que tiene más a mano para lograr un poco de silencio interior.

Uno de los medios es echar mano de los libros de cabecera, esos a los que se acude en busca de sosiego. Estos días ha releído por tercera o cuarta vez un libro de apenas noventa páginas: “Cartas a un joven poeta” de Rainer Mª Rilke. Leer los consejos que da a un joven cadete de la Academia Militar donde el mismo Rilke había pasado cuatro años, es un placer porque son el reflejo del mismo poeta. El cadete Kappus, en su duda entre la milicia y la poesía, le envía algunos de sus poemas, pidiéndole consejo.

Rilke responde a su petición en una carta desde París donde residía entonces, el 17 de febrero de 1903. En la carta despliega sin aparato la sabiduría que da la propia experiencia, con toda sinceridad:

“Pregunta usted si sus versos son buenos. Le ruego que abandone todo eso. Mire usted hacia fuera. Nadie puede aconsejarle ni ayudarle, nadie. Hay sólo un único medio. Entre en usted. Examine ese fundamento que usted llama escribir; ponga a prueba si extiende sus raíces hasta el lugar más profundo de su corazón; reconozca si se moriría usted si se le privara de escribir. Esto, sobre todo: pregúntese en la hora más silenciosa de su noche: ¿debo escribir? Excave en sí mismo, en busca de una respuesta profunda. Y si ésta hubiera de ser de asentimiento, si hubiera usted de enfrentarse a esta grave pregunta con un enérgico y sencillo 'debo', entonces construya su vida según esa necesidad; su vida, entrando hasta su hora más indiferente y pequeña, debe ser un signo y un testimonio de ese impulso. Entonces, aproxímese a la naturaleza. Entonces, intente, como el primer hombre, decir lo que ve y lo que experimenta y ama y pierde.
Sálvese de los temas generales y vuélvase a los que le ofrece su propia vida cotidiana: describa sus melancolías y deseos, los pensamientos fugaces y la fe en alguna belleza; descríbalo todo con sinceridad interior, tranquila, humilde, y use, para expresarlo, las cosas de su ambiente, las imágenes de sus sueños y los objetos de su recuerdo…

Si su vida cotidiana le parece pobre, no se queje de ella; quéjese de usted mismo, dígase que no es bastante poeta como para conjurar sus riquezas: pues para los creadores no hay pobreza ni lugar pobre e indiferente.

Una obra de arte es buena cuando brota de la necesidad. Entrar en sí mismo y examinar las profundidades de que brota su vida; en ese manantial encontrará usted la respuesta a la pregunta de si 'debe' crear.
***
Me asustan las palabras de los hombres
Lo saben decir todo tan claro:
Esto se llama perro, y eso, casa
Y el principio está aquí, y ahí está el fin.

Me asusta su modo de decir, su juego en broma:
Saben todo lo que es y lo que ha sido;
No hay montaña alguna que pueda sorprenderlos;
Su finca y su jardín lindan con Dios.

Pero quiero avisaros y oponerme: quedaos lejos
Me gustan tanto cómo cantan las cosas.
Si las tocáis vosotros, quedan quietas y mudas.
Vosotros me matáis todas las cosas.
R. Mª Rilke: Para festejarme, 1899

Ich fürcht mich so vor der Menschen Wort.
Sie sprechen alles so deutlich aus:
Und dieses heißt Hund und jenes heißt Haus,
und hier ist Beginn und das Ende ist dort.

Mich bangt auch ihr Sinn, ihr Spiel mit dem Spott,
sie wissen alles, was wird und war;
kein Berg ist ihnen mehr wunderbar;
ihr Garten und Gut grenzt grade an Gott.

Ich will immer warnen und wehren: Bleibt fern.
Die Dinge singen hör ich so gern.
Ihr rührt sie an: sie sind starr und stumm.
Ihr bringt mir alle Dinge um.

Comentarios

Campurriana ha dicho que…
…Si su vida cotidiana le parece pobre, no se queje de ella; quéjese de usted mismo, dígase que no es bastante poeta como para conjurar sus riquezas: pues para los creadores no hay pobreza ni lugar pobre e indiferente.

Genial, Náufrago. Me ha encantado y me lo llevo al saloncito.

Gracias por compartirlo. Muchas gracias.

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