Lenguaje corporal

ACONTECIMIENTOS CONSUETUDINARIOS

- Mira Douce, creo que pensando en no sé qué cosas, en no sé qué planes , en no sé qué futuros, nos olvidamos de vivir intensamente o al menos conscientemente, los pequeños presentes que tenemos al alcance de la mano.

- Vaya, don Solemne, ¿y qué pretende endosarme con ese preámbulo? ¿ Ahora qué he hecho? ¿De qué se me acusa?

- Pues se le acusa de hablar sin palabras. De ser muy elocuente con sus gestos.

- ¿Me lo explica, y a lo mejor así logro entenderle? Porque me parece que es usted maestro de exordios, y aprendiz de meollos. Todo se le va en preparativos y cuando vamos a la ‘narratio’ , o sea al grano, la montaña pare un ratoncito minúsculo. Por no citar otras fases del discurso , como la ‘argumentatio’ y la perorata final, porque ahí te pierdes y sueles hacer una faena de aliño.

- Muy oratoria te veo, Douce. ¿De dónde has sacado todos esos conocimientos retóricos?

- Pues desde que dejas por ahí tirados los libros de Marcial y te pierdes en los clásicos, les echo una ojeada en mis tiempos libres. ¡Pero se puede saber de una p...reclara vez, lo que querías contarme, so enredaoo! O me vuelvo a mi cubil.

- Los hechos. Los hechos son que cada vez que me acerco a ti, cuando estás descansando, en tu cubículo o dónde sea, tienes una manera muy tuya de expresarte sin palabras. Sin cambiar tu postura , o sea decúbito lateral, empiezas a mover el rabo con más o menos rapidez, más lateralmente o en círculos, para darme la bienvenida.

- Bueno, en parte es para darte la bienvenida y decirte que me alegro de verte, pero también tiene otros mensajes subliminales.

- Sí , eso también lo sé. Ya sé que esos ‘saludos’ no son completamente gratis. Esos movimientos reclaman más cosas. Primero caricias, que si cesan ya te encargas tú con tu cabeza o con tus patas indicar de que prosigan, que desearías que fueran más.

- Por supuesto, en eso de las caricias soy insaciable, como tú cuando la fisio te masajea la espalda, que casi te duermes sintiendo sus manos relajando tus músculos tensos. ¡Jodío, que no sabes relajarte!

- Ahora no estamos hablando de mí, sino de tu lenguaje corporal.

- Afortunadamente me ahorro muchos disgustos, malentendidos y otras cosas sin tu lenguaje y me hago entender perfectamente .

- No, si entender te entiendo, eres bastante expresiva. Cuando ya te he hecho las primeras caricias , cambias de postura y pasas del decúbito lateral al decúbito supino y ahí ya sí que es la relajación y el abandono totales. Vamos que si yo no ceso , te pasarías así horas...

- No es culpa mía. La madre Naturaleza me enseñó que estas cosas forman parte de la vida animal. Lo que pasa es que vosotros, con tanta hipoteca que pagar, tanto coche y tanta vacación a plazos, tanto trabajo, tanta prisa os habéis olvidado de vivir. ( ¿Te canto a Julio Iglesias?)

- No, maja. La lección está entendida. ¡Venga, cambia ya de postura, que el masajear se va a acabar!, doña Posturas.

Comentarios

Enrique Gallud Jardiel ha dicho que…
Yo propondría cursos intensivos de lenguaje corporal para presentadores de televisión y lectores de noticias. Lo digo porque el lenguaje normal, de palabras, les sale cada día peor.

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