La 'vergüenza'

Había decidido dejar por un tiempo de escribir en esta bitácora y retirarme a hablar con Douce de las cosas cotidianas , pero por un momento abandono mi retiro para regresar a él de nuevo. Las charlas con Douce me hacen olvidar los ruidos de la ‘calle’. Una ‘calle’ muy concreta que es ésa por donde transitan los políticos poniendo patas arriba este país, generando crispación, enfrentamientos gratuitos, poniéndonos las orejeras de los prejuicios, las dicotomías, las revanchas, la imbecilidad, las consignas, en una palabra sus propios intereses o su propia incapacidad para regir un país.

Cada vez veo, oigo, leo a más gente, de los que tratan de no comer en el pesebre de nadie , los que procuran no obedecer las consignas de ningún partido, los que, en la medida de lo posible, tratan de equivocarse por sí solos y noto que empiezan a estar hartos, hartísimos. Sienten ganas de respirar otros aires que no sean los deletéreos humos que salen de las chimeneas partidistas porque se asfixian en este clima de “LAG, OBSCENIDADES, OCURRENCIAS, Y VERGÜENZA”. No son palabras mías , aparecen hoy en las ‘colaboraciones’ periodísticas.

El aldabonazo que me ha hecho salir de mi retiro, es la columna que hoy publicaba el filósofo y ensayista Gabriel Albiac titulado “ La vergüenza”. No son las dos Españas las que le duelen, es Ésta, o lo que va quedando, lo que le duele y le avergüenza. Esta España - ¿se puede aún pronunciar esta palabra sin que te cuelguen un sambenito? – que de nuevo vuelve a ser cainita y a dividirse en dos bandos porque así lo han querido unos ineptos, unos oportunistas, los políticos más mediocres que hemos tenido en los últimos años. Porque hay que decirlo bien claro: ni los pepiños, ni los zaplanas, ni los ZP, ni los acebes, ni los rubalcabas con sus malabarismos, están a la altura de esta ‘circunstancia’ que ellos mismos han creado. Han envenenado este país y lo tienen entretenido en pagar sus hipotecas, en lograr ‘comprarse el piso’, en vacaciones lejos, lejos, en los mangoneos de los espabilados , en los trapicheos los comerciantes de sus vidas... Un país que cuando despierte y se de cuenta de lo que de verdad ‘tiene’, se encontrarán con algo próximo a un barbecho donde habrá que empezar a sembrar de nuevo.

Quizá suene algo catastrofista pero es lo que siento y tenía ganas de decirlo. Quiero equivocarme por mi cuenta, antes de que nadie me señale lo que tengo que pensar. Acabo con este final del artículo de Albiac que indica hasta dónde ha llegado su hartazgo, su impotencia , su decepción y su ‘vergüenza’ que también son mías.
“Podría en fin de cuentas, soportar que la vida me la jodieran grandes monstruos del mal a escala histórica. Los que invocara un Joseph Roth, descuartizado entre dos guerras. Que me la joda una banda de idiotas, es más de lo que todo estoicismo podría hacer tolerable. No hay siquiera epopeya en ver perecer un país a manos de caricaturas: Pepe Blanco, Zapatero, Rubacalba... Muy miserables hemos debido de ser – y muy medrosos – para merecernos esta casquería.

Y no hay dolor, al contarlo. Ya. Ni siquiera la rabia asesina del vencido. No es resignación. Sólo Vergüenza. No se puede vivir con eso”.

Y después de este desahogo, me vuelvo a mi retiro. Con Douce no tengo estos problemas.

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