Adioses y despedidas

De pronto, en poco tiempo, se me ha llenado
la casa de adioses y despedidas.
¡Qué extrañas palabras éstas!
¿Des-pedir es rogar licencia para marcharse?
¿Es desprenderse un poco, mucho, cuánto, todo?

No he sabido nunca despedirme
y ahora me dicen que debo irme.
Debo, dicen, despedirme de dos
tercios de mi vida
y no sé hacerlo,
no quiero hacerlo.

Sé que aunque diga adiós
no me marcharé del todo
porque no sé irme de mí.
¿Cómo marcharme si me dejo
a mí mismo
donde dicen que me vaya?

Hoy he estrenado mi primer adiós
y he sido torpe,
no he sabido hacerlo,
siempre dejo parte de mí
de allí de donde me marcho.

Quizá este adiós sea sólo un ensayo,
hay despedidas más sangrantes
a la espera del adiós definitivo
para el que nunca se acierta
a prepararse.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Estas bien?
Anónimo ha dicho que…
Sí, Pilar, muchas gracias. Ando de jubilaciones y esas cosas que suceden.

La vida y sus calendarios.

Bicos

Entradas populares