PRELUDIO
Conocí a Jaime Sabines por casualidad. Alguien, por Internet, me envió un poema suyo, no recuerdo bien cuál fue... ¿“ No es nada de tu cuerpo”, “Me dueles”, “Espero curarme de ti” ...? No importa, pero desde aquel momento sentí la necesidad de perseguirle, de buscarle dondequiera que estuviere escondido. Quería encontrar aquel hombre que era capaz de expresar con tanta sencillez, pero también con tanta verdad, lo que es el corazón del hombre cuando sufre, cuando siente, cuando goza o cuando se siente solo, irremediablemente solo. Quería saber más de aquel que sabía describir tan acertadamente el sabor intenso, crudo, feliz o doloroso del amor.
Me interesó al principio, sobre todo, el Sabines del AMOR. Luego paso a paso y a medida que me iba acercando a él, que iba conociéndole mejor y me iba contagiando, conocí más Sabines... el de la
VIDA,el de la
MUERTE. El Sabines amante de sus paisanos chiapanecos, de las prostitutas :” Canonicemos a las putas. Santoral del sábado:
Betty, Lola, Margot, vírgenes perpetuas, reconstruidas, mártires provisorias llenas de gracia, manantiales de generosidad...”,de la cojita embarazada, del canto de los pájaros, de la luna, del peatón , Sabines al que le encanta Dios “ese viejo magnífico que no se toma en serio. Al que le gusta jugar y juega y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente” y al Jaime que se le parte el alma al evocar la muerte de
su tía Chofi: “tan miserable que se pasó dando su vida a todos” o el que se siente incapaz de recitar en público la bella elegía que dedicó a su padre, el
Mayor Sabines,
(“¡Maldito el que crea que esto es un poema!”). Este es el Sabines que me hizo estremecer en varias ocasiones el que “repartió su vida inútilmente entre el amor y el deseo, la queja de la muerte y el lamento de la soledad”.
Recojo hoy parte de estos datos, porque algunos mercaderes de Internet, a veces borran lo que uno depositó en su “almacen”. Pero esa es otra historia
Otro poema que me gusta
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