Hay cruces clavadas en el monte del OLVIDO

D. QUIJOTE VISITA LOS YÉBENES

Nunca había dado tantas vueltas a la cabeza el Náufrago antes de escoger  el asunto del día. Él, que huye como del demonio de las turbas ha sucumbido por fin por no sabe qué  impulso. De todas las maneras pasará un poco por encima para no sentirse  envuelto en ese barullo en que se ha vuelto este mundo que llaman, de la ‘información’, del progreso, de la técnica, del bienestar, de la globalización y no sé  cuantas otras martingalas.

Hablando de informaciones, globalizaciones, técnicas, progresos… ¿Quieren decirnos  por qué para ‘distraernos’ de lo que de verdad somos, nos ‘echan’ la misma ración con que alimentarnos? Durante una semana nos dan a comer ‘Ecce Homos’ y el rebaño ‘global’, tiene que tragarse un rostro borrado y deformado porque una buena mujer ‘vivió’ en el Globo sus ochenta  y tantos años…  Las ovejas de 185 o más  países se pusieron las botas deglutiendo una torpeza humana.

Como las Primas, los PIB, los IVAS, los bonos y demás bollos ya nos hartan a diario,  hay que añadir durante semanas un plato de incineraciones y huesos. Porque el rebaño comen de todo, y aparece un hartazgo de análisis, forenses, el ‘malvado’, los jardines, niños, madres desechas…¿Qué sería de nosotros si no nos  satisficiéramos colgando a los ‘malos en la soga , siendo nosotros tan buenos?

 ¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!. 

Toda esta ración que se  nos sirve por etapas  duran cinco o seis días, a veces con `postre’. De pronto, el menú cambia. Aparece un plato más o menos ‘suculento’ que ha sido degustado  hace un mes y que  se ha puesto en la mesa un infausto día. Cocinera, cocineros, camareros,  sommeliers, preparan, sirven y adoban  el  plato ‘exquisito’. Lo devoran los que ahítos  ya de  otros platos, encuentran otro lo más apetitivo. De pronto empieza el ‘banquete’ de los cuchicheos, de los mensajes que van y vienen, las voces que gritan, palabras que atemperan. Pero la bola ha adquirido dimensiones ‘globales’ y en los otrora tranquilos montes (Yébenes, en árabe) arde el fuego que  nadie desea apagar y se le atiza. Ocupan el pueblo centenares de visitantes con cámaras y micrófonos, el pueblo se desdobla entre  censores  terribles y defensores benévolos. Y en medio un manojo de angustia, desorientada, flotando en esa marea que se ha formado  mientras  en las  malditas redes ‘asociales’ insultan o defiende al ‘fantasma’ que vaga entre tanto tumulto.

Desea llamar a su nombre  y sólo le responde el eco que devuelven  los montes (los Yébenes) del Olvido. ¿Hasta cuándo durará lo que despertó una mañana? ¿A quién o a qué le tocará la china? Es una pena que  D. Quijote  que se aposentó varias veces en las  posadas de los Yébenes, donde  alanceó a los terribles ‘Gigantes - Molinos’, no volviera a la Mancha  y se liara a lanzada limpia con los nuevos ‘Molinos-Gigantes’, cámara en mano y lengua suelta.

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