El limpiador de playas


UNA HORA EN LA PLAYA

Hoy, al bajar a ese rincón de paz que se llama playa, el Naufrago saludó al limpiador que recogía papeles, botellas, bolsas, algas y otros desperdicios que no nombramos. Allí estaba, puntual , con su visera azul y su atuendo azul amarillo. Llamémoslo limpiador porque es más políticamente correcto y no ‘basurero’ que es como los llamábamos  cuando éramos pequeños a los que basuras recogían. Pero no es cuestión de nomenclaturas ¿o sí? Hablemos de este muchacho de unos treinta años, moreno, más bien delgado  que llevaba un saco negro y una especie de horquilla que pinchaba  bolsas, papeles algas  y otras ‘basuras’

El Náufrago bajó a ese rinconcito rodeado de  rocas, lugar recogido adonde acuden asiduamente cuatro o cinco ‘especies’ de bañistas. Por una parte está el gremio de personas mayores, sobre todo hombres. Abundan también  los niños entre los de tres o cuatro años hasta los seis o siete que se entretienen con sus cubos y sus palas con los que construyen un montón de castillos y los un poco mayores se divierten haciendo presas de un riachuelo que brota de una roca o bien grandes pozos que sirven de bañera. Por supuesto los niños van acompañados de padres jóvenes o abuelas/abuelos (menos frecuentes los segundos). El resto lo cubren parejas jóvenes, señores o señoras que van por libres y algunos extranjeros, muy pocos, procedentes de algún camping.cercano

Todo eso conforma la ‘fauna’ semi familiar de la playa. Tratándose de ‘fauna’, con respeto, podemos hablar de los más destacados. Por ejemplo del perrito cuyo dueño ,un señor de cierta edad,, a eso de las once de la mañana, llega puntualmente a la playa. Mientras se baña, ata al can  a una barandilla y caninamente espera que su dueño baje a darse una ‘cole’ (vulgo baño)  y un rato después le recoge y juntos vuelven a su casa. Existe también un señor de unos cincuenta que con su bigote, su pala y su pelota de tenis  juega a  una especie de frontón  hecho de piedras. Cada año aparece por allí ‘paletea’ durante un tiempo y ya sudoso también baja a la playa. Los que más se dan a conocer es  un grupo de hombres sexagenarios  que sobrepasan  la zona de bañistas más recatados, mientras que ellos se adentran un poco más en el mar. Allí forman un círculo y entablan una especie de tertulia pasada por agua. Saludan en alta voz cuando aparece el “Tigre’ o el “Rata” que se incorporan  al corro en el que arreglan la actualidad local  y nacional y si es preciso la situación  mundial…

Mientras esto ocurre, el ‘limpiador de playas' sigue con su faena, pasando el rastrillo por la arena,  subiendo por las rocas o escuchando a algunos bañistas que le señalan algún desperdicio. Al irse de la playa, el Náufrago tuvo una breve charla con él y le contó los gajes del oficio. Según sus datos tiene a su cargo seis playas, aquellas  a las que no pueden acceder tractores y otras máquinas. Empieza su tarea  a las 7 de la mañana y con su furgoneta “Viva y limpia”, va haciendo su tarea de playa en playa. Hacia las dos de la tarde termina su tarea y espera a que amanezca el día siguiente en que repetirá de nuevo  su faena de playa en playa, entre los gritos de los niños, las llamadas de las madres, las tertulias de los asiduos  y el saludo del perrito que le mira cuando  deposita su saco de basura en la “Viva y limpia”

Comentarios

Campurriana ha dicho que…
Es la vida cotidiana y es muy interesante escucharla. Son muchas cosas las que debemos aprender...muchas cosas.
Douce ha dicho que…
No está mal de vez en cuando, que dejemos tanto de mirarnos el ombligo y ver, y si posible sentir, aunque sea tan sólo un poquito, lo que nos rodea.

Quizá miremos hacia otros puntos de referencia o demasiado a nosotros mismos y no 'VEMOS' lo que tenemos muy cerca.

Si aprendemos a mirar y sentir, a lo mejor aprendemos a vivir.

Feliz descanso veraniego

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