David Hockney , la mirada
CONFESIONES DE UN INEPTO.
“Nadie puede cansarse de la Naturaleza.
“Nadie puede cansarse de la Naturaleza.
De lo que estamos cansados es de nuestra forma de mirarla.
Entonces veámosla de otra manera”.
David HOCKNEY
Cada día
el Náufrago tiene la sensación de que el mundo es tan vasto, con ‘uve’ que no
acierta a concentrarse en lo importante. ¿Y qué es lo importante...? También con ‘be’ le conviene a todo lo que nos rodea. Es tal el aluvión de ideas,
sentimientos, eventos, elementos, movimientos, alientos, desalientos,
acontecimientos, pensamientos… y tantos otros ‘mientos’, que uno se siente con
una mota en el inabarcable Universo…
- (“Ya está el Náufrago elucubrando, como de
costumbre… Yo no tengo ese problema, se lo tengo dicho. Habla Douce, pero dejémosle
que siga. Voy a ver por donde deriva…)
- (Tengo
la impresión de que alguien se ha inmiscuido en mis ‘reflexiones’, si se le
puede dar ese nombre a mariposas en el
aire.)
Les quería decir que es tal el volumen de aspectos que tiene esta vida
que uno no sabe en qué centrarse. Vayamos al grano. Lleva un par de días o tres
recibiendo informaciones de un ‘artista’ del que no tenía noticia. De pronto
todos los ‘medios’ de tierra, mar y aire hablan, comentan, exhiben, critican,
te meten en los ojos una cantidad tal de colores, paisajes, técnicas, opiniones
que uno no sabe a qué atenerse. Le dicen para ‘ilustrar’ su infinita ignorancia
que se trata ‘de uno de los artistas vivos más laureados del planeta’ que
procedente de Londres aterriza en el Guggenheim
bilbaíno. Su nombre David Hockney, con su gorra, sus gafas, su pañuelo en la
chaqueta, sus 190 piezas debajo del
brazo y su Ipad.
El
Náufrago mira, pero quizá no sepa ver –dichoso daltonismo- y contempla paisajes en todos los tonos. No le disgusta,
pero es una saturación de árboles, montañas, cañones, caminos, edificios,
primaveras que no puede abarcar tanto colorido y a pesar del calor del color, él
siente un poco de frío ‘técnico’. Pero qué importa lo que el Náufrago sienta si
se queda abobado mirando una margarita o una perra hociqueando las hojas de un trébol.
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