De perros y el Código de Derecho Canónico

SHIRLEY Y REBECCA
By Douce

'¡Guapísimas, Chicas!
Como verán las historias que cuenta el Náufrago de esta isla, no tienen mucha gracia. Al menos a mí no me tocan las fibras sensibles. Hoy le he dicho que por favor me dejara ejercer como becaria porque tenía algo más interesante que contar si hay o no hay ‘homos tontolculus’ en esto que llaman evolución del género humano y otras tonterías. Mi  ‘crónica’ es mucho más interesante y además me permite presumir del talento de mil congéneres.

Imaginen que estamos  en una clase cerca de Londres City. Como en todas las aulas hay mesas, pupitres, encerados, ordenadores… por supuesto niñas, niños y hasta profe. Hasta ahí bien. Lo que no hay normalmente es que también haya perros, porque nosotros los canes, el mundo es nuestra escuela. Pero no voy a enrollarme. En la clase de la que les hablo, junto a Rebecca, una niña de siete años, está Shirley. Pero Shirley, no es una 'compañera' cualquiera, es una perra que está constantemente acompañando a Rebecca. Shirley  no sabe leer, ni falta que le hace, tampoco se interesa por las matemáticas aunque saber hacer muy bien sus ‘cuentas’ y es la mejor alumna de la clase.

Hace cuatro años Rebecca fue diagnosticada de diabetes tipo 1. Hasta cuatro veces al día se inyecta insulina y otras siete controla sus niveles de azúcar para tratar de evitar caer en un estado de coma. Ella no puede decir cuando está a punto de sufrir un desmayo, pero la nariz extraordinaria de Shirley  puede oler cuando los niveles de la niña de azúcar en sangre es demasiado alto o demasiado bajo. Shirley pasa todo el día en la clase por si Rebecca tiene un ataque hipoglucémico. Cuando detecta un cambio  lame la mano de Rebecca hasta que ella o su profesor se dan cuenta. Si no obtiene respuesta, Shirley se sentará encima de  la chica, o incluso irá a buscar el kit de pruebas médicas en el aula. Una vez que el perro ha hecho su trabajo, la asistenta hará las  pruebas de nivel de azúcar en la sangre de Rebecca y, o bien le da un poco de azúcar si es demasiado baja o una inyección de insulina si es demasiado alto.

Shirley ha estado todo el año junto a su amiga y ha obtenido la mejor nota de la clase. Antes ha tenido que entrenarse para cumplir con su tarea y también están adiestrando a otros perros. Yo estoy orgullosa de mis amigos. Me gustaría poder encontrarme con Rebecca y Shirley, poder lamernos, hasta estaría dispuesta a ‘estudiar’ durante un año para hacer un trabajo como el de mi amiga.

¡Lo que me gustaría a mí estar con Rebecca y Shirley en clase...!


¿A que esto es más interesante que lo quería contar el Náufrago? Nada menos  iba a preguntar al Arzobispo de Valladolid por qué echa mano del Código de Derecho Canónico para ver si la  señora Santamaría puede ser ‘pregonera’ de la Semana Santa Vallisoletana. Me quedo con Shirley y Rebecca. No tiene color.

Comentarios

Lúa ha dicho que…
Es verdad Douce, tus historias son más interesntes que las de tu papá. Ésta es realmente bonita, como bien dices nada que ver con pregones, ni arzobispos, ni políticos que valgan la pena.

¡Miaaaaaaaaaaaaaaaaaaaau!
Douce ha dicho que…
Tienes razón, Lúa

Entre nosotras, cuando más conozco a los humanos, más cerca me siento de los 'nuestros'.Creo que les damos sopas con ondas y cada día me siento más orgullosa de lo que soy y lo que hago

A diario trato de enseñar al Náufrago cómo debe tomar la vida.

Mis guaus más cariñosos de 'colegas'. Que pases un buen día lo más 'animal' que puedas.

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