Encuentro con un 'antipoeta'

Y PENSÓ QUE TODO ESTABA BIEN

Fotografía : Viviana Peláez.

Pasó por allí como si nada. Eran cinco páginas dedicadas al mismo nombre que apenas conocía. Le sonaba Parra pero el nombre de Nicanor le sabía a reminiscencias infantiles. Pero no era este Nicanor, en quien pensaba, aunque seguramente si Nicanor Parra conociera al ‘Nicanor y su tambor’ lo habría añadido a su colección de ‘Artefactos’.

Fue al día siguiente cuando se detuvo en el ‘antipoeta’ y poco a poco fue entrando en un personaje ‘extraño y luminoso’. Bastaron unos desdenes de entrevistas, imaginar el lugar donde alarga su vida de cara al océano, lejos del mundo y de sus pompas. Más tarde fue descubriendo algo más de su ‘antifilosofía’ de la vida y de su obra. Y encontró, como los dioses, que todo estaba bien’. Le gustaba que ‘encontrara su poesía salvaje en la calle, en las paredes, los anuncios, las conversaciones de bar, las broncas de la esquina y la vida’.

Leyó su retrato y lo ‘entendió’ perfectamente, sin adornos, ni metáforas: 

“Considerad, muchachos,

Este gabán de fraile mendicante:

Soy profesor en un liceo obscuro,

He perdido la voz haciendo clases.

(Después de todo o nada

Hago cuarenta horas semanales).

¿Qué les dice mi cara abofeteada?...

Sonaba ‘a poesía vivida en estado puro, confundida con la realidad y disimulada entre las ruinas de las pequeñas catástrofes diarias’. Para él “el poeta no cumple su palabra si no cambia el nombre de las cosas”.

Había encontrado un extra terrestre de 97 años y se quedó con él toda la tarde.

Nicanor Parra  antipoesia y artefactos

View more presentations from Douce.

VER VIDEO