Queriendo quererme

(Advertencia para puristas: esto que escribo no pretende ser un poema, más bien podría llamarse “poensentimiento”, o cualquier otro término “equisintiente”)


Estoy aprendiendo a quererme,
aunque suene cursi,
aunque suene extraño.
Pero es que para algunos,
no es fácil llegar a quererse,
son “órdenes” de los dioses,
a fuerza de deberes:
“Tendrás que...”
“No podrás...”
“Deberás...”
Deberes, deberes, deberes.

¿Para cuándo ser el dios
de ti mismo?
¿Para cuándo
ser el que eres?
Esa mezcla tan rara
donde la valentía,
los temores,
las debilidades,
los quereres,
los sentimientos
de temor, de miedo,
virtudes y pecados
conviven en ese magma
que hace ser quien eres.

De tanto vivir contigo mismo,
de la misma manera,
como te enseñaron,
no has llegado a saber de verdad
el que de verdad Eres.

-“ Yo soy el que Soy!"
dijiste, Dios. Y me anulaste.
¡Oh soberbia de dioses!
Déjame que sea yo quien diga:
“ Soy el que soy”,
el que nunca ha sido
del todo.

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